El 5 de diciembre de 2017 Mauricio Macri presentó Exporta Simple, una herramienta que según él “Con tan solo tener una computadora, una PyME podrá acceder a exportar. Para que las empresas se ocupen de hacer y vender el mejor producto y que la exportación esté al alcance de todos”. Vaya si lo logró.

Durante los últimos meses del 2020 asistimos a una secuencia de pesquisas y capturas de contrabandistas de granos que se fugaban hacia el norte, Bolivia y Paraguay, atravesando la frontera. Exportadores del “Easy Way”, la manera fácil, que nos proponía el contrabandista mayor, Mauricio Macri.

 

Recientemente nos enteramos que grandes frigoríficos y algunos “emprendedores” que captaron la idea de Mauricio, exportaban a Uruguay a un precio declarado menor que el real que cobraban al final en Uruguay, para evitar pagar los impuestos correspondientes y poder retirar el efectivo mediante transferencias. Impuestos y divisas que en estos momentos necesitamos como el agua en el desierto.

 

Simultáneamente, sobre el agua del Paraná se libra un combate feroz, como el que le dio la victoria a Lucio Mansilla en La Punta Quebracho el 4 de junio de 1846, sobre la flota Franco Británica. Si, la misma que lo había batido en Obligado 8 meses antes. Triunfo que no celebramos como deberíamos.

 

Este combate sobre las aguas marrones es entre los que controlan el fluir de las barcazas, de los buques y de los impuestos del 80% de las exportaciones argentinas y el 90% de las importaciones y el Estado, el pueblo. Es una batalla entre los traficantes y la ley.

 

Existen dos maneras de habilitar el contrabando. Normas laxas, en este caso el contrabando deja de serlo, porque se ajustaría a la nueva “ley hecha a medida” del contrabandista o bien se relajan los controles. El macrismo logró el “combo” perfecto. Modificó la reglamentación facilitando las exportaciones reduciendo los requisitos y por el otro redujo los controles salteando toda una historia de regulaciones que fueron tapando los agujeros por donde se escapaban los ladrones.

 

Controlar la evasión, el contrabando, la elusión (más sofisticada) están en los fundamentos mismos de cualquier república. Cuidar los dineros que necesitamos para crecer y erradicar la pobreza de nuestra patria es uno de sus elementos constitutivos.

 

Con este principio, y sabiendo que quien lo impulsó había sido condenado por contrabandista, el Exporta Simple fue pensado como una herramienta más, un arma más de esta sociedad traficante.

 

Fue solo una prueba más del espíritu delictivo de la banda de los mejores traficantes de los últimos 50 años.