Gobernador no gladiador
Yo creo que, ante esta pandemia del coronavirus, necesitamos ser verdaderos pilotos de tormenta. Tanto en lo público como en lo privado. Porque todos debemos ser realmente solidarios, con nuestro esfuerzo compartido.
La responsabilidad es de todos...Y los salteños, en particular, fuimos muy cuidados y respetuosos (en general) de las medidas impuestas por la cuarentena para combatir esta enfermedad que ha paralizado al mundo, causando miles de muertes.
Pero para tener éxito en esta lucha, como en todo los desafíos que nos trae la vida, hace falta mucho más que voluntad. Se necesita planificar y poner al servicio del objetivo, recursos (humanos, financieros, estructuras), más una estrategia que responda a una clara planificación para encararla; sabiendo cómo, dónde y en qué momentos actuar.
Es mucho más que un gobierno, en nuestro caso el provincial o municipal, lo que está en juego. Está en juego (palabra que no me gusta mucho pero no me sale otra), la vida de muchos salteños y, por sobre todas las cosas, el futuro de nuestra provincia o país, en su capacidad de desarrollo y crecimientos social, económico.
Y me pareció ver o entender (y espero estar equivocado en mi apreciación) que nuestro gobierno provincial (con sus justificaciones o explicaciones aparte) está simplemente detrás del problema (en este caso del coronavirus), pero sin una verdadera planificación.
Eso de tener bajos índices de infectados, o ninguna muerte por el llamado coronavirus, no es solo mérito del gobierno de “Rubertiño”, sino del aporte del gobierno nacional, del gobierno provincial y de los municipios. Pero sobre todo del esfuerzo solidario de miles de trabajadores que permitieron alcanzar esta primera etapa de achatar la curva de contagios; aún exponiendo su propia vida y la de sus seres más cercanos; y muchas veces con escasos elementos que el Estado no tiene o no provee, en tiempo y en forma, tal vez no por falta de recursos económicos, sino por la desidia de una burocracia insensible que no sabe de necesidades y es insensible.
Yo no quiero que “Rubertiño”, sea un gladiador, sino un gobernador, que pilotee el presente en base a una planificación o proyecto de futuro inclusivo mejor.