La Salud Pública en el ojo de la tormenta
Estamos viviendo momentos tan difíciles como impensados, con esto de la pandemia del COVID 19. Y el gran desafío de la hora, era dar respuestas rápidas, eficientes y de calidad. Pero en realidad no estábamos preparados para hacer frente a un enemigo que, por su velocidad de contagio, y lo letal que se muestra, superaba todo esfuerzo que se basara en la improvisación.
El gobierno, que entro con una impronta de un proyecto nuevo; se encontró primero con la problemática de las muertes de los niños de las comunidades originarias, (eternas olvidadas de las políticas de Estado para su inclusión para el desarrollo), y sobre el pucho la pandemia que hoy nos alarma por no tener capacidad de respuesta ante una desproporcionada demanda que está generando la exponencial ola de contagio y casos graves de casos positivos de Coronavirus en nuestra provincia.
Y esto no se da solamente en la provincia, sino en todo el país y el mundo. Sin embargo, creo que tuvimos tiempo para prepararnos mejor, reforzando nuestro sistema sanitario que, ante la emergencia, no solo necesitaba mayores recursos económicos, humanos y de estructuras.
Hoy estamos de vuela en la etapa del aislamiento social, preventivo y obligatorio en Salta Capital, Valle de Lerma, además de San Martín, Orán y Güemes, desde el 21 de setiembre hasta 4 de octubre. Como para tomar un poco de aliento, aplanar la curva de contagio y prepara el sistema de la salud pública, para hacer frente al virus que ya está alimentándose de la irresponsabilidad de algunos ciudadanos que creyeron que creyeron que eran inmunes a él y que lo iban a derrotar con no darle importancia a las recomendaciones y alertas que se dan como factor preventivo para no permitir que avanzara como lo hizo hasta ahora.
El COVID 19 nos enseñó que la batalla la está ganando él...que por más que no sea inteligente y liviano como otros virus, juega a su favor nuestra estupidez de creernos capaces de derrotarlo pero sin cuidarnos y cuidar al otro.
Pero también hay otro factor que no podemos evitar decirlo. El Estado no tuvo ni el programa ni la capacidad de respuesta ante esta pandemia. Porque en materia de salud pública, para esta y para cualquier programa saludable, es necesario fortalecer el rol del estado, cuanto se trata de la salud de los ciudadanos. Y la salud pública es una sola, ya sea de gestión pública o privada.
Y como sabemos, en el país, convergen tres sistemas, el Estatal, las Obras Sociales gremiales y las operadoras de salud privada o prepagas. Ante esta emergencia sanitaria, tan letal, el Estado tenía que haber tomado el control total y absoluto de la atención de los tres sistemas y hacer que todo funcione bajo una misma dirección de política sanitaria por parte del Estado provincial.
Las Obras Sociales Gremiales pusieron toda su capacidad al servicio de la política de la emergencia sanitaria; no así las prepagas que retacearon su capacidad de atención según sus propios intereses; que no son otros que los económicos.
De aquí hasta el 4 de octubre, la provincia podrá ordenar su política de salud, ante esta emergencia que conmueve todo el arco sanitario, social, económico y hasta político.
Pero claro, también hay que rever y ordenar los recursos económicos y humanos. Y el desafío es gastar mejor; es invertir bien y en forma ordenada para cumplir con los objetivos de llevar adelante el proceso de darle contención y atender las demandas de tantos contagiados que cada día se aumentan y necesitan de un sistema de salud sólido y con capacidad de respuestas.