Que balance puede hacer el gobierno de “Rubertiño”

 

Llegó el momento de la reflexión y el balance de un gobierno que no tuvo respiro este año; si no fue  por una cosa, lo fue por otra.

 

Recuerdo que al principio, a poco de haber asumido “Rubertiño”,  alguien me dijo: “bienvenido a la anarquía saenzista”. Y después de un año de gestión, en la  provincia,  y cuatro años atrás en la Muni, debo reconocer que ese amigo tenía razón. Y  parece  que  se siente cómodo gobernando de esa manera.

 

Hay que reconocer, sí, que es audaz, metedor y un buen gestor a niveles insospechados. Y sin tener una coherencia de proyecto de provincia, que determine los alcances de su política a mediano y largo plazo, es evidente  que, en estos tiempos de pandemia, no le fue tan mal como algunos pronosticaron.

 

Llegó al gobierno de Salta, con una alianza cuyo núcleo duro respondía  a la agrupación  de Juntos por el Cambio de “Milonguita” Macri,  y hoy  al año,  ese alianza no se sabe que  es como identidad política.

 

Lo imaginativo de “Rubertiño” es que rompió todos los esquemas tradicionales de los partidos y trabajó muy bien con el contacto con la gente a quien abrazó y besó para ganarse sus corazones y, obviamente, su voto. Así llegó; sin compromiso partidario ni ideológico. Pero si se vislumbra un tácito acuerdo sellado con los sectores de poder que gobiernan la provincia desde hace más de 30 años.

 

Y en razón de ello, es que nos permitimos pensar que sí tiene  un proyecto de provincia, aunque todo parece indicar que no se espera que sea para romper el poder hegemónico de lo que representaron las figuras de JUCARO o JUANMA. Sin dudas que ahora tenemos otro maquillaje pero el poder sigue en manos de los mismos de siempre. Y eso desalientan la posibilidad de creer que estamos en las puertas de un cambio que impulse una renovada perspectiva de desarrollo más equitativo, con una mayor participación e inclusión de los sectores más discriminado de nuestra sociedad.

 

Sin embargo algo nuevo está naciendo en esta provincia, que algunos dicen ”feudal”.

 

Sectores de la burguesía local que están pidiendo pista para entrar por las puertas, aún cerradas del poder real. Las comunidades de los pueblos originarios que ya no quieren más limosnas, sino que ahora ellos quieren ser parte de la “mesa chica” donde se discute y determina el futuro de todos los salteños. Las organizaciones que buscan espacios de participación para revitalizar la economía popular. Y así muchos otros sectores de la comunidad provincial que “Rubertiño” tendrá que prestar mayor atención si es que quiere seguir manteniendo su status de gobernador de la gente, como dicen sus  fanáticos seguidores.

 

Ahora, en la soledad del “poder”, “Rubertiño” deberá elegir: SER O NO SER”, más que parecer y no hacer.