Viejos invisibles frente a un enemigo invisible
Parece medio raro este título, pero me estoy imaginando que “LOS VIEJOS”, para algunos los descartables seres humanos de mayores de 60 años, no solo pasaron a ser “VIEJOS”, sino además invisibles.
Es paradójico que los seres humanos que mayores problemas sanitarios están teniendo, en esta pandemia del COVID 19; los más vulnerables a la enfermedad del Coronavirus; y que van llenando y saturando el sistema sanitario del país y de la provincia, no son tenidos en cuenta a la hora de proveerles de la vacuna contra el COVID 19,
Estoy muy de acuerdo en que hay que vacunar a los que están en la primera línea de la lucha contra este enemigo invisible, que ya no lo es tanto. Es cierto que hay que darles la inmunidad a los trabajadores de la salud, porque cuando no se tuvo la seguridad de la vacuna, ellos estuvieron siempre arriesgando sus vidas, con total altruismo y generosidad. Hecho que permitió salvar muchas otras.
Pero si vemos el grupo etario que mayor riesgo de morir tienen, en esta guerra “pandémica”, vamos a ver que son los “viejitos”, los que están en la primera línea de fallecer.
Tal vez sea un poco crudo o burdo hablar en estos términos, pero parecería que los “viejos” pasaron a ser una calidad de personas “invisibles” para todo. Si es por los jubilados pensionados, ya hace rato que sabemos cómo se los trata. Si es en la atención por alguna enfermedad, ya sabemos cómo se los trata. Y así en muchos ordenes de la vida.
Son los “descartables” de siempre. Y no lo digo en forma peyorativa es la verdad que los hechos nos muestran, y que a algunos no les da vergüenza alguna.
Como estará la cosa de mal, en esta sociedad nuestra, que un amigo fue a prestar solidariamente su ayuda para la vacunación, y literalmente lo sacaron ”cagando” porque tenía más de 70 años, a pesar de su vasta experiencia como trabajador de la salud.
Y sin ninguna mala intención, y por simple curiosidad preguntó cuándo van a comenzar a vacunar los mayores de 60 años. Y la respuesta no se hizo esperar “Ni idea...quién sabe si llegará para ellos”
Y esa es la triste realidad, con la simpleza de un trabajador, que estuvo peleando cuerpo a cuerpo con la vida y la muerte de los seres que atendía en esta pandemia, se notaba que lo decía con mucha angustia.
Hemos visto, por las distintas cadenas de televisión, que en muchos países en esta primera etapa estaban vacunando a los hombres y mujeres más vulnerables a esta pandemia, que son los mayores de 60 años. Y entonces nos preguntamos: ¿nosotros qué esperamos? ¿Que se sigan contagiando esos “viejitos”, que saturemos todo el sistema de salud o las terapias intensivas o los respiradores porque nuestros “abuelos” siguen siendo los eternos invisibles de la sociedad y de las políticas del gobierno?
Llegar a esta edad no fue para nada fácil. ¿No podemos prestarle un poco más de atención y comenzar a vacunar a los más de 60 años... al menos para que no se sientan tan invisibles, al menos no para morir, cuando hay chances de vivir un poco más con la vacuna? ¿Si para el virus no son invisible, por qué para nosotros si?