El interés por la política o la política por interés

La pandemia del COVID 19 les abrió los ojos a muchos que seguían esperanzados en que  alguna vez, la política, y como debería ser,  estaría al servicio del  bien común; y no como se está viendo ahora (aunque no es ninguna novedad), que el interés de algunos por la política, desnaturalizándola, era nada más que un trampolín de lanzamiento para alcanzar el poder y el dinero.

 

De ahí que vemos a muchos que entraron a la política, con apenas una bicicleta como vehículo, al poco tiempo se los veían con una 4X4; dejaron de frecuentar los habituales círculos de “amigos”, y cambiaron todo sus hábitos.

 

Son esos que, extasiados y excitados por alcanzar el éxito temporal que ostentan desde un cargo, buscan ser fieles a los intereses de sus amos que los pusieron en esa posición de privilegio. Y harán lo que sea por mantenerse en ese lugar, aun sabiendo que son esclavos de su propia ambición desmedida.

 

Son los idiotas útiles que utilizan esos dueños del poder, para hacer con tranquilidad y sus manos enguantadas para no dejar rastros,  sus pillerías. Porque estos “perejiles  útiles de la política creen que, en cierto tiempo, ya se pueden manejar solos y apuntan a escalar posiciones sin la anuencia  de sus “amos”. Y ahí se dan cuenta que no son más  que perros falderos descartable, al ver que los cambian por otros nuevos que no tendrán ambiciones que perjudiquen los intereses personales o sectoriales de sus amos.

 

Pero  lo que no se veía, aunque ahora se vuelven más visibles al común de la gente, cuáles eran las verdaderas intenciones de los señores “poderosos” de la política de trabajar más, para acrecentar aún más su patrimonio personal, que trabajar por el interés común y el bienestar de la gente.

 

Y es por muchos conocido, aunque poco se habla en alta voz, a pesar de ser un secreto a voces, que para preservar su espacio de poder, y comprar silencios, no escatiman esfuerzo para hacerlo con tal de salir impugnes de toda sospecha siquiera, de corrupción o desmanejos de la cosa pública.

 

Este es un año electoral, y no creo que haya muchos cambios en la forma de hacer política. Pero si es cierto que la gente está más ilustrada y está más crítica para saber elegir sus candidatos. Ojalá esto último sea verdad, y no sea un deseo de la futura provincia del año verde.