Apatía electoral

Este domingo las elecciones en Salta tuvieron un sabor especial: A NADA. Al menos para una gran mayoría de salteños que votaron en blanco o directamente no fueron a votar.

 

A pesar del triunfalismo oficialista de haber conquistado algunas bancas legislativas; y que le darán una mayoría automática en ambas Cámaras,  la realidad  está diciendo que estas elecciones provinciales, no hizo más que certificar que nuestra democracia provincial ya no es tan participativa aunque  si formal... y apenas.

 

Hay candidatos electos, legítimamente por el electorado, pero no  sabemos para que se postularon, porque en su campaña nada mostraron, salvo sus rostros, en la inmensa cantidad de cartelería y afiches de propaganda., pero nada más.

 

Y es por eso que la respuesta del ciudadano, harto de tantas propagandas vacías de contenido, prefirieron pagar una multa por no votar antes que sufrir la decepción de haber votado hipotecando su futuro, y el de sus hijos.

 

Igualmente, estas elecciones nos deben enseñar que algo está naciendo, tras esta apatía por ejercer su derecho de elegir al hombre o mujer que represente y defienda sus propios intereses. Nos enseña que aquellos angurrientos de poder y dinero, más temprano que tarde son castigados en las urnas.

 

Los que ganaron, tendrán que demostrar  que son fieles a los intereses del pueblo, y no serviles a los antojos insaciables de los poderosos que siempre quieren más, no importando a qué costo.

 

“Rubertiño” Sáenz y sus aliados, más que exultantes deberían estar preocupados. Se pudo ganar una batalla, pero la guerra contra la desigualdad sigue esperando. El hambre y la desesperanza siguen siendo la gran deuda que alguna vez tendremos que pagar.

 

El pueblo también hablo por su ausentismo  o voto blanco. Y con ello está diciendo que tendremos que cambiar para consolidar la democracia y facilitar el sano ejercicio de votar por el bien de todos y no de unos pocos.

 

No hay poder que dure cien años… eso es una premisa que no hay que olvidar.