¿Un movimiento salteño para qué?
En estos días se habla que, encabezado por el gobernador “Rubertiño” Sáenz se estaría armando un movimiento político-partidario, que aglutine a la mayoría de los salteños, con el objetivo de construir (según las premisas de los que lo fomentan) un espacio que represente los intereses de la provincia, por encima de los intereses centralistas de los grandes partidos nacionales, llámese PJ, Radicalismo, Cambiemos, Frente de Todos, etc.
Sin embargo, como lo venimos diciendo, el gobierno de “Rubertiño” Sáenz (el que me da hasta ahicito), no ha mostrado aun un proyecto provincial palpable a corto y largo plazo. Quieren si hacer como el reconocido Movimiento Popular Neuquino.
La experiencia nos dice que aquellos que fueron elegidos por los salteños, para que los represente en el Congreso Nacional, no supieron, no quisieron o no los dejaron, presentar y aprobar proyectos que realmente responda a los intereses y necesidades de nuestra provincia. Y con ello dejar de ser la eterna marginal y con mayores índices de pobreza del país.
Este movimiento que avala el gobernador, se me hace que responde más a una necesidad personal o sectorial, de una clase oligárquica que no quiere perder sus actuales privilegios de seguir enquistados en el poder. Como lo están desde décadas, sin haber traído soluciones estructurales, a la pobreza estructural que se ve solo en los discurso de campaña, pero que hasta ahora todo sigue igual o peor. Son los mismos que siguen saboreando las mieles que trae los recursos del gobierno nacional (hay que reconocer que por la habilidad política de gestionar de “Rubertiño”), pero que no quieren ser parte de un proyecto nacional donde no son más que convidados, porque solo participan de un espacio que contamina con los efectos negativos de la llamada “Grieta”. Como es el caso de estas últimas elecciones para diputados nacionales, que jugaron fuertemente a un sector de la grieta que responde claramente a una política de exclusión económica, social, cultural y educativa como lo es JXC. El FdT es para los “grasas”; y no responde este último al pensamiento conservador de sectores privilegiados de la sociedad salteña.
Como me decía un militante de JXC, que es funcionario de “Rubertiño”:”Esta muy bueno, recibir los recursos, porque nosotros sabemos cómo administrarlos....somos nosotros, con la identidad salteña grabada en nuestras frentes, los que vamos a levantar a esta provincia de la postración en que está”.
Y fue entonces que pensé, que no hace falta formar un movimiento provincial para ser protagonistas reales de nuestro futuro con inclusión para el desarrollo y crecimiento de nuestra Salta. Sí hay que tomar ejemplos, como lo fue el NORTE GRANDE, una idean tan magnífica como vigente para estos nuevos tiempos, que proyectó y trabajo el entonces gobernador de Salta, Roberto Romero. Y que muchos de los proyectos de ese movimiento de integración regional, hoy está en ejecución. Caso el gasoducto del noreste, que parte de Salta y que alimentará a provincias del litoral. Eso es proyectar crecimiento y desarrollo.
Por eso, pienso que este nuevo movimiento provincial, no es más que para alimentar el ego de algunos (incluido “Rubertiño”) y dar espacios a muchos otros bufones del poder. De ahí que propongo que antes que nada, debemos reflotar el proyecto de integración regional; y con ello vamos a dar fuerza política e identidad como provincia y región.
Pero para esto, es fundamental que sepamos construir este espacio de proyección nacional y regional, con hombres y mujeres que al menos tengan ética y honestidad. No como algunos que hoy propician este movimiento salteño, pero no tienen ningún prurito en buscar los vericuetos administrativos y políticos que los perpetúen en situación de cargos donde cobrarán más que el gobernador. Y lo peor que lo hacen entre bambalinas para que nadie se entere.
No me molesta que armen todos los movimientos salteños que quieran. Sí me molesta la hipocresía de decir que trabajan por el bien de los salteños.