Cerramos un año y abrimos otro.

Sin dudas que este fue un año muy difícil. Y en todo sentido. Un año cargado de buenos deseos pero también de algunas frustraciones.

 

Muchos proyectos de hicieron pedazos a instancias de las falta de oportunidades o de equidad. O; por la misma impronta de esta pandemia que nos toca sobrellevar .Sin embargo, como es propio del ser humano, siempre seguimos apostando a lo positivo. Porque lo último que se pierde, dice el dicho, es la Esperanza.

 

Entre la pandemia, la economía, la política y la falta de un claro horizonte hacia dónde mirar para apuntar nuestro derrotero, las cosas no les fue muy bien a muchos que esperaban mucho más que a sobrevivir.

 

Por mi parte, quiero decirles que siento que debo agradecer a mucha gente que me dio esperanzas; me alentó a no decaer en la impotencia; ni tampoco caer en la resignación opificante que solo sirve para alcanzar el hartazgo y el desaliento.

 

En este año he aprendido a mirar las cosas de una manera más madura. Porque tuve la ayuda de muchos de ustedes que me acompañaron, me  alentaron y hasta me criticaron, sanamente.

 

Por eso es más lo que tengo que agradecer que lo que tengo que reclamar.

 

Sé que muchos no toleraron los dichos en mi columna. Tal vez se sintieron tocados y por eso se enojaron. Pero también de estos que he criticado, he recibido gestos de grandeza que me hicieron ver que nadie tiene la verdad absoluta. Pero que sin embargo tampoco es bueno quedarse con el silencio cómplice, por la indiferencia o porque no importa el OTRO.

 

Este año se termina, y no hay espacio para un balance real y sincero de lo que vivimos este 2021. Creo que es suficiente con lo  que se escribió y dijo desde esta columna, para saber qué pienso y hacia apunta mis ideales.

 

Por eso, dejamos por un momento las críticas, aunque  sean saludables y necesarias, para encontrar una rendija para aventurarnos en expresar nuestros deseos de un 2022 próspero.

 

Y no quiero que sea una frase gastada y vacía. Quiero que, en este improvisado espacio de mi columna, comencemos a caminar una nueva senda de optimismo, esperando que nuestros pensamientos, nuestras ideas se concreten en acciones que hagan realidad todos nuestros sueños de un país más justo, más equitativo y con mayores posibilidades de realización personal y social.

 

Que así sea el 2022.