Sin integración no hay inclusión ni equidad
Si bien no es un problema para nada nuevo, en estos momentos en que las provincias del Norte Grande sufren las consecuencias de la política centralista, de un país que se dice federal pero que en los hechos no lo practica.
Como decimos, esto viene de vieja data. El federalismo, plasmado en la constitución nacional no de ja de ser una mentira, a partir de que las provincias fueron delegando atribuciones que les eran propias al gobierno central, con sede en Buenos Aires.
Reflotando un viejo proyecto para hacer realidad un país más equilibrado y equitativo, en estos últimos tiempos se fue reconstruyendo el que se formalizó en 1986 en Salta, de la Integración Regional del Norte Grande.
Provincias igual que siempre, hundidas en la marginalidad y altos índices de pobreza, desempleo y reducidos espacios de desarrollo de todas sus potencialidades, por estar a miles de kilómetros del centro del poder que está arraigado en el Puerto y la Pampa Húmeda.
Las 10 provincias que están integrando el Norte Grande, despertaron de un largo sueño de ninguneo de las políticas inequitativas y centralista de los distintos gobiernos nacionales de turno que, con la complicidad de muchos de los representantes de estas provincias en el Congreso de la Nación, fueron sellando a toda esta región (NOA y NEA), en estados y sus habitante de segunda categoría.
En los últimos encuentros, el debate se dio ante la falta de políticas de mayor integración y de inclusión de la región norte del país. Región que, por otra parte, es potencialmente rica en sus recursos naturales, como para poner al país en la esfera de los países más rico y desarrollado de la región.
Por eso vimos cómo, junto a la Junta de Gobernadores del Norte Grande, empresarios e industriales aunaron esfuerzos y acercaron sendos proyectos de desarrollos y crecimiento para la región. Pero claro, para ello plantean una serie de políticas diferenciadas para la región dada la gran inequidad existente entre el puerto y la región.
La integración de escritorio seguro que no va a provocar ninguna revolución productiva, ni va a brindar la apertura de nuevos horizontes para salir del estado de marginalidad en que nos encontramos como provincia o región.
Esta integración tiene que tener la unidad de concepción para la diversidad de acción. Y nada de eso puede darse si no se unen los poderes políticos, empresariales y de los trabajadores.
Las entidades que representan a los trabajadores, deberían estar activamente integrados a este proyecto regional. Ningún proyecto puede tener éxito, sino no cuenta con la fuerza y mano de obra del trabajador.
Por eso me pregunto: ¿cómo quieren ser parte de la mesa chica donde se cocina el futuro de nuestras provincias, región y país, sino no veo cómo pueden lograrlo si solo están encerrados en la burbuja de sus gremios o CGT?
Dentro del antiguo proyecto del Norte Grande, había un lugar para la representatividad de las organizaciones de los trabajadores, para que sean partes, con sus aportes, de los proyectos que se traten para mejorar la calidad de vida de nuestra gente. ¿Y por qué no convocar a un plenario de CGT regional?