“¿Cuando la meta es llegar sin importar cómo?”

La  verdad que en estos tiempos de campaña electoral, además de ser tediosos, tenemos que seguir soportando a los mismos eternos candidatos que parece que creen que el pueblo no tiene memoria y que van a seguir creyendo las mismas promesas incumplidas de otras campañas, buscando el mismo cargo o algún otro.

 

Pero para una mejor ilustración de lo que muchos de los salteños están pensando a la hora de “elegir” un candidato a gobernador, intendente o intendenta, o legisladores provinciales o municipales, les propongo hacer un ejercicio de reflexión sobre algunos pensamientos que valen la pena tenerlos en cuenta a la hora de decidir su voto.

 

 

Es que parecería que, últimamente, ser político es sinónimo de pertenencia a una casta especial donde solo son admitidos los que tienen el “status” de ser capaces de llegar y  permanecer en el poder para adueñarse de los esfuerzos de los muchos que trabajan honestamente.

 

Ya muchos salteños se estarán preguntando si votar o no.  ¿Y en todo caso, hay que votar al menos malo?

 

Si vemos que nuestro gobernador “Me da hasta  ahicito” Sáenz está con una intención de votos del 32%. Que la Patroncita de Estancia Bettina Romero, no suma un ápice para su buscada reelección. Qué le queda a una supuesta oposición como la del Tridente Avancemos, o la del frente Cambiemos encabezado por el bailarín de las quimeras “Siberiano” Nanni.

 

La danza de  la fortuna la debería tener, el 14 de mayo, aquellos que muestren algo más que huecos slogan de campaña. Slogan publicitarios que poco o nada muestran lo que el pueblo quiere saber para creer en un futuro cierto para sus malarias actuales.

 

Hay casi un 50% de votantes que se sienten satisfechos con sus gobernantes.

 

Y ahí se está centrando la lucha electoral por conquistar esos independientes que puedan dar el triunfo a uno u a otro.

 

Hay nuevos actores que aún siguen esperando para salir.