Se abrió la gatera y los pingos atropellando para ganar
A pesar que las gateras nunca estuvieron cerradas, todos los candidatos comenzaron a hacer sus propagandas, públicamente, para llevar sus “propuestas” al electorado.
Como lo venimos diciendo en numerosas oportunidades, no sé para qué gastar tanta plata (porque saliva ya no) si la mayoría de los electores están hartos de escuchar la misma “sanata” de siempre. Tal vez con algunos matices, por demás curioso, como eso de armar frentes donde lograron el milagro de unir el aceite con el vinagre.
Es como que si jugaran todos en el mismo equipo, en la “Casa del Gran Hermano”. La diferencia está en que unos están donde están (atornillados en el poder o los cargos) y los otros queriendo arrebatarles esa posición. Todos los candidatos que hoy vemos, responden a un mismo patrón, aunque se quieran diferenciar con distintos collares.
Los muchachos juegan en las grandes ligas del campito del barrio; que buscan que las barras bullangueras hagan tronar las urnas con el único aliciente de ser generosamente hinchas de un equipo que, ni los jugadores ni los dueños de esos equipos, los van a mirar siquiera una vez que lleguen a sus objetivos.
Ellos, los candidatos, aún perdiendo son ganadores. Aquí los únicos que pierden siempre (y lamento tener que decirlo) es el pueblo que sigue ilusionado con la esperanza de vivir un poco mejor.
Porque a lo que estamos viendo, con los candidatos que son como camaleones que cambian de color y de dueños, según la ocasión, no hay nada nuevo.
Seguimos con los mismos vicios de los aprovechadores de la política que solo buscan llegar a un cargo, para consolidar el poder político de los “dueños” de la provincia, que como pago por esta obediencia debida, hay sobradas muestras de los que se hacen más ricos, a pesar de existir cada vez más pobres.
Y en eso va intrínsecas las desigualdades que tanto dicen querer combatir, pero de la boca para afuera.
Los pingos hace rato que están en la pista, solo que algunos son caballos del comisario y otros simples peones de una puesta en escena de un proceso democrático que, aquí en Salta, no es el gobierno del pueblo, sino el pueblo para un gobierno de elite.
Todos prometen más trabajo, pero no dicen cómo...mejorar la salud y combatir la pobreza y la indigencia, pero es un discurso gastado y grotesco, como una burla a la esperanza de miles de salteños que siempre esperan mejorar su situación.
Claro es como cuando decimos GANAMOS, cuando gana nuestro equipo, pero los beneficios de todo se lo llevan ellos.
Vamos a ver cómo se comporta ese electorado disconforme que vemos ahora.
Pero siempre hay lugar para la ilusión