¡El domingo el pueblo habló y esperanzado en una provincia más inclusiva y con trabajo!
El domingo fue una jornada electoral tranquila; sin sobre saltos.
El pueblo salteño le dio un nuevo voto de confianza, al actual gobernador “Gustavo “me da hasta ahicito” Sáenz.
Sin embargo, el pueblo salteño, mandó un mensaje claro a los gobernantes: “una vez más ponemos nuestras esperanzas en que en estos cuatro años tanto el reelecto gobernador, como los electos intendentes y legisladores (provinciales y municipales), dejen de lado sus mezquindades e intereses personales o sectoriales, y comiencen a trabajar juntos por sacarnos del grado alto grado de pobreza y desigualdad en que nos encontramos.”
Sin embargo, creo que ya es hora de que asumamos la responsabilidad de recuperar el valor de la palabra empeñada en toda la campaña que, como lo dije en anteriores ediciones, fueron sin convicción; discursos vacíos de contenidos. Y para mejor, promesas que no se condicen con la realidad que ellos ignoran al pretender dar respuestas escondidos detrás de un escritorio y con todo el confort.
Ser reelecto por cuatro años más, no es un triunfo, sino una responsabilidad que el soberano les da a cada uno de los elegidos, para que comiencen a cambiar y sean militantes, no tanto de un partido o de un grupo económico o social, sino de la SOLIDARIDAD para poder sacar al pueblo salteño del estado de postración y miseria en que viven la gran mayoría de ellos.
Con la derrota de la actual intendenta de la Capital, Bettina “patroncita de estancia” Romero el pueblo de la capital, le dijo a ella, y a los que pretendan ser como ellas, que ya basta de soberbia. De no saber o no querer escuchar el clamor y los pedidos de los vecinos.
Pero a esto de soberbia, no escapa tampoco el gobierno provincial, que tras una fachada de “buenudo”, muchas veces no supo, no quiso y no pudo escuchar, con claridad, las necesidades de la gente. Porque en realidad creyeron que el problema de hambre, la desocupación, la crisis en salud, educación y seguridad, es una simple “sensación”. Y piensan que no es real, ya que los números indican que la provincia está creciendo tras el vagón del “boom” de la minería...o comprando una o dos ambulancias más...construir dos edificios escolares, o un nuevo hospital.
El domingo el pueblo votó, aunque aún piensan que pueden ser defraudados, una vez más. Porque decir que la provincia está creciendo, no es la realidad cuando tenemos la provincia con el mayor índice de pobreza.
Y este dato parece que no les puso colorado a tantos gobiernos que, en estos 40 años de democracia, sólo miraron para otro lado en vez de encarar un plan integral de desarrollo y crecimiento para salir de este estado de abandono en que se encuentran gran parte de nuestros ciudadanos. Y no hay que irse a Rivadavia o a Orán para ver esta triste y vergonzosa realidad. A apenas 15 cuadras de la Plaza 9 de Julio podemos ver esa pobreza y miseria que tanto nos debería doler a todos.
Los que ganaron deben ser humildes y comenzar a buscar el bien común de toda la comunidad provincial. Y para ello tienen que abrir y buscar un canal de diálogo con los que hasta el domingo pasado eran adversarios políticos y, en algunos casos, hasta enemigos.
Pero igualmente felicito a todos los que participaron, de una u otra forma, como candidatos o no, en esta contienda electoral que, a decir de algunos, fue tramposo y de baja calidad institucional.
Hubo un nivel de campaña tan pobre, como nunca antes de se ha visto. Muchos slogans, muchas redes, y muchas sañas contra el otro, sin importarles que todos tienen un muerto en el ropero como para mofarse de la paja del ojo ajeno sin reconocer la viga que tienen en el propio.
Y por esas actitudes electoralista, muchos ciudadanos no fueron a votar o votaron en blanco. Y de ahí que los índices que se venden, tanto para los ganadores como para los perdedores, no son reales. Son mucho menos.
Pero eso ya no importa. Lo que sí importa es el compromiso de aportar al futuro de nuestra empobrecida provincia y país, y aquellos que ofrecieron propuestas, sepan compartirlas para junto con el oficialismo, comenzar a construir la provincia y el país que nos merecemos y queremos todos.
Claro, los ganadores deben bajarse del carro del triunfalismo y abrir un canal de diálogo para formar o crear un banco de proyectos. Y no importa de qué sector venga. Y aquellos que tengan que ejercer el poder de control lo hagan en serio. No por ser oficialista van a permitir que los que deben ejecutar las políticas, hagan lo que quieran y como sea.
Primero la Patria, luego el Movimiento y por último los hombres.