La nueva Argentina de los muros de los lamentos

Fijate vos que recién ahora, en el nuevo gobierno, el de Javier Milei, me estoy dando cuenta que no tenemos que ir a Jerusalén para tener un muro de los lamentos, como lo tienen los israelí.

 

Y sin querer ofender el espíritu de religiosidad que tiene ese muro para todos los judíos del mundo, me dio “cómo no sé qué” ver que el Presidente libertario de nuestro país, haya ido a otro país para llorar en el muro de los lamentos, pidiendo perdón por sus pecados, cuando a menos de 60 días de haber asumido, Javier Milei no mostró ningún signo de arrepentimiento al aplicar, sin remordimiento, un brutal ajuste que está matando las esperanzas y la vida de millones de argentinos donde, muchos de ellos, lo votaron para que el ajuste la paguen los de la “Casta” que llevaron al país al borde la marginalidad a gran parte de los argentinos. Sin embargo, de entrada, está visto que nada de eso se va a cumplir porque el pueblo está padeciendo de hambre y ajustado al máximo su capacidad de subsistencia que, a decir de muchos, no saben cuánto tiempo más van a soportar.

 

Porque todo hace ver que el gobierno del libertario Milei, está acunando en el seno de su gobierno a la peor casta de los últimos tiempos. Y que él mismo lo dijo durante su campaña... como que su actual ministro de economía, fue el mayor ladrón de toda la historia. Eso lo dijo para que todos lo escucharan.

 

Y, además, desde su espacio X si algo no le gusta de algún dirigente, ahí nomás lo amenaza con castigarlo con “carpetazos”; los acusa de coimeros, valijeros y extorsionadores.

 

De entrada, le dio la espalda del Congreso nacional, y más que buscar concertar y dialogar para sacar las mejores leyes para sacar el país adelante, se mostró arrogante, caprichoso, y sin diálogo serio con los que fueron elegidos, igual que él por el pueblo, como son los gobernadores y los legisladores.

 

El revés que sufrió en diputados, no es culpa de los llamados, por él, “Traidores”, sino de su inoperancia y sentido común para gobernar en democracia, respetando las instituciones de la República y sus leyes. Tampoco sirve que siga con sus amenazas, alimentando la grieta del odio y la división del país.

 

Mejor aprenda a convivir en democracia, y no hace falta ir a Jerusalén para llorar en el muro de los lamentos.

 

Aquí en la Argentina tenemos muchos muros que grafican la inequidad, la falta de justicia, de trabajo, de futuro incierto ante un país concentrado en un centro en el puerto y la falta de oportunidades para salir todos juntos, como país, de este estado de precariedad y pobreza en que vive gran parte del territorio nacional.

 

Mire al interior, y verá que muros para lamentarnos tenemos mucho.

 

Si usted quiere al pueblo, como lo dice como simple slogan, gobierne para todos y no solo para uno pocos.