Entre la pampa y la vía
Está pasando muchas cosas en este país, entre las muchas, es que el país y los argentinos estamos cada vez más empobrecidos, endeudados hasta la manija y, encima de todo, la herencia que le vamos a dejar a nuestras futuras generaciones es de terror.
Nunca me imaginé que, por buscar un nuevo cambio, muchos de los que ayer creyeron de buena fe en esa posibilidad, hoy estén, no sólo arrepentidos, sino descreído aún más de la política y los políticos.
Ahora nadie tiene certeza de nada...si hasta dudan de su propia sombra, pensando que tal vez ella misma sea una burda copia de su propia figura.
Sin embargo, aún se sigue apostando a un presupuesto que su mayor interés es poder pagar los altos interese de una deuda monstruosa, contraída por el gobierno de “Milonguita” Macri.
Como siempre, el ajuste de los desajustes de los gobiernos de turnos, lo pagan los que menos tienen.
Este gobierno de “Milonguita”, nos está haciendo bailar, a la mayoría de los argentinos, la danza de la fortuna. El que gana la primera ronda, se lleva una migaja de la gran comilona que se están dando los especuladores, los buitres que apuestan 10 para llevarse 1000.-
Y todo eso por medio peso. Mientras que aquellos que hacen patria siguen apostando a la producción, pero cada vez con menos combustible porque eso de vivir de prestado al final es la muerte de los que trabajan e invierten.
Y lo más interesante que algunos funcionarios, como el ministro de economía de la Nación, el innombrable, se jacta del ajuste que están haciendo en el país, en todo de acuerdo con lo dictado por el FMI, diciendo, muy suelto de cuerpo: “Nunca se hizo un ajuste así sin que caiga el Gobierno”
Esa frase me pudo, les juro... y encima nuestros candidatos, o posibles candidatos, nos hablan de acompañar a un gobierno, para que le vaya bien. Y de ahí el apoyo del mayor ajuste jamás vivido por los argentinos. Ajuste que sirve para aumentar la pobreza, el desempleo, el cierre de fábricas, caída de las exportaciones; y muchas cosas más que hacen que este país tan generoso, les dé cabida a esos buitres que están desangrando al país y matando los sueños y las esperanzas de todos los argentinos.
Por eso cuando escucho a los candidatos prometer cambiar las cosas que nos están pasando me cuesta creer que, en estas circunstancias, el ciudadano común les vaya a creer, valga la redundancia. Pero ellos juegan hasta con lo único que no les pueden ajustar por Decreto: sus sueños de mejorar.
Claro que mientras tanto, estos señores nos están dejando en la pampa y en la vía.