Asume que sin los subsidios estatales al transporte público los choferes que representa no cobrarían su sueldo. Niega que la UTA haya batido el récord de paros anunciados y no cumplidos, y sobre el kirchnerismo sostiene que ese sector no representa al peronismo. Lamenta la falta de participación de sindicalistas en las listas de candidatos a legisladores y otros tópicos políticos, como también la feroz interna del Gobierno Nacional. En cuanto a la lucha intestina en la UTA Roberto Fernández, su titular, bajo una lluvia de cuestionamientos, desafía a sus opositores a que «presenten lista y ganen la elección». Este año su organización deberá tener las urnas correspondientes para tal definición.
Lidera la Unión Tranviarios Automotor (UTA) desde 2008 y sostiene que la solución de los problemas argentinos es el rescate del peronismo. Roberto Fernández, el secretario General de esa unión, es hincha del Club Atlético de Independiente, «no fanático», según aclara. Recuerda incluso que la última vez que fue al estadio de Avellaneda, a ver a «Los Diablos Rojos», fue hace tres años. Es decir que iba a la cancha incluso bajo la presidencia del camionero Hugo Moyano, con quién mantiene más que distancia efectiva, si bien evitará la confrontación, a título personal e institucional, en la conversación con InfoGremiales. Más allá de esa tesitura diplomática, la relación se fracturó todavía más con la salida de la UTA de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) y sobre todo en la puja intestina de la unión de tranviarios.
A los 75 años, casado y con dos hijos una mujer y un varón, deslizó en modo breve su gusto por la música y por el tango: «soy de esa época», sin precisar cuál de ellos representa mejor al sindicalismo de nuestro país ante la consulta puntual. De seguro que elegiría uno de los tres tangos sobre un podio que nos compartió otro dirigente sindical, Alberto Lamas (Asociación Bancaria) ante la misma pregunta. A saber: «Fumando espero» (Garzo y Villadomat) cantado por Argentino Ledesma, «Naranjo en flor», en la voz del Polaco Goyeneche con Astor Piazzola o «Tres amigos» (Cadícamo y Luna) cantado por Alberto Marino con la orquesta de Aníbal Troilo. Sin embargo una «milonga brava» marcará la entrevista con Fernández, se trata del antes, durante y después de «La toma de la UTA», aquella tarde violenta en diciembre de 2019. El final abierto para dicha trama tiene varios ribetes judiciales.
En cuanto a otras espinas internas el respaldo que el gobierno de Cristina Fernández ofreció a los Metrodelegados, con otorgamiento de personería gremial incluída, y por ende la salida de la UTA de la mayoría de los trabajadores y trabajadoras del Subte tampoco cicatrizó, queda claro en su postura respecto al Frente de Todos y su eterna interna. Mientras se sigue refaccionado de todos los destrozos de aquella toma violenta, recorriendo la sede de esa unión en el barrio porteño de Once, comenta con orgullo que representa a casi 70.000 trabajadores del transporte público en todo el país. Tiempo de preguntas y respuestas.
«Al peronismo hoy le falta un conductor que tendría que ser el Presidente de la Nación porque es el presidente del partido y desde ahí bajan todas las ideas»
-¿Cuánto pesa el ego en la dirigencia política, sindical o en cualquier posición de poder?
-Depende de la persona, unos tienen más que otros, todos lo tenemos, digamos la proporción de cuánto pesa, la verdad depende de la persona. Uno tiene que tener ego sino pareciera que es un hombre que no defiende, no vive, no se compromete. Soy un convencido que un dirigente gremial, o político, es una persona que toma un compromiso, para bien o para mal pero lo toma.
-Un funcionario nos dijo que si la Argentina define el impuesto el ego pagamos la deuda externa pero además nos transformaremos en una Nación que será prestadora de fondos.
-Creo que no se va a poder pagar, son criterios. El ego existe, en unos más que en otros, habría que tener un término medio.
-En octubre del año pasado usted, Omar Maturano de La Fraternidad y otros sindicatos, se alejaron de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT). ¿Por qué?
-Nos movió una falta, el sentido del compromiso diferente que tenemos de mirar la política, nosotros nos sentimos, no defraudados, pero veíamos que nuestros pensamientos no coincidan con los de los demás compañeros y no llegamos al entendimiento. Hoy estamos alejados de la CATT.
-Reformularon la UGATT, ya los recibió el ministro de Transporte.
-Sí, nos recibió y nos va a recibir el ministro de Trabajo, la verdad es que nos están abriendo las puertas en todos los lugares y vamos a seguir adelante entre todos los compañeros, también con los del interior porque la UGATT habla con los compañeros del interior, vamos a llevar adelante nuestras ideas. No estamos en contra de ninguno de los otros compañeros sino que estamos con ideas diferentes que queremos llevar adelante, que el transporte es una federación en general del transporte, porque abarca mucho y entendemos que es un pilar muy importante para la economía del país.
-Moyano fue el motivo para esa ruptura.
-No, yo no juzgo a Moyano ni al gremio de los Camioneros. Los responsables que estábamos en esa mesa somos nosotros y ellos con su política, nada más. No es que quiero esquivar el tema, reitero, nos sentamos en una mesa todos, sea Pedro o sea Juan y vamos todos en una línea, ellos van por una línea y nosotros tenemos otras ideas para llevar adelante. Cuando uno no coincide o llega tarde a ese lugar en ideas o quiere hacerlas antes de discutirlas en una mesa, ahí se puede causar un poco la ruptura de todo esto.
-Se fracturó la CATT, pero terminaron todos juntos en la CGT, ¿los une el espanto?
-Ojalá que nos una la realidad de lo que les pasa a los trabajadores. Eso es lo que tenemos que pensar, somos dirigentes, tenemos desde cada gremio en llevar las inquietudes a la CGT de lo que pasa en cada organización gremial. Esto es la realidad, para eso está la CGT y desde ahí buscar la manera de tener una CGT de unidad, con el compromiso del dirigente con su gremio y sus trabajadores.
-No es tarea sencilla mantener unida a la CGT.
-Sí, porque hay que dejar de lado los intereses personales, si acá o en la CGT jugamos con intereses personales esto se complica, y ojalá que cambie esa mentalidad, que haya un Secretario General como marca el estatuto y de ahí en más con todos los secretarios correspondientes.
-En noviembre de 2021 no hubo otra forma que designar a un triunvirato en el Congreso de Parque Norte.
-Por la unidad no. Para estar todos juntos era de esta manera.
-Unidad que llegó y se mantiene al límite.
-Llegó al límite, ojalá que recapacitemos y podamos conseguir la idea de la que estamos hablando.
-En cuanto a la unidad de criterio, hoy se está discutiendo en la CGT si hay que movilizar o no contra los empresarios formadores de precios, ¿usted tiene postura fijada al respecto?
-Nosotros nos tenemos que sentar en una mesa a debatir, esto lo tiene que manejar el Gobierno y nosotros saber que el Gobierno, con la secretaría de Comercio y el ministerio de Economía actúa como debe. Tenemos que conversar y ver cuál es la política que tiene el Gobierno establecida y quiénes son los empresarios que se están equivocando, esto es muy profundo.
-Dice «se están equivocando», de mínima usted asoma más que gentil, porque Federico Braun se rio en AEA diciendo que él remarca precios todos los días.
-Por eso le digo que esa «equivocación» que habrá tenido el señor empresario, nosotros tenemos que tomarla no con pinzas, sino con la realidad de lo que está sucediendo. Acá hace muchos años que el capital no está al servicio de la economía, y eso es fundamental. Los gobiernos deben estar preparados para esto. Vamos a hablar de este Gobierno, lo que le falta a este Gobierno es control, no tiene control. Entonces cuando no estamos con gente preparada para desarrollarlo vienen todos estos desacuerdos y malos entendidos.
-¿Cuando habla de controles también habla de las inspecciones de trabajo?
-Creo que el Estado no tiene que ser partícipe de nada. El Estado tiene que tener una idea y el control de todo, sino pareciera ser un comerciante y el Estado no comercia. El Estado tiene que tener el control de cada cosa que se está moviendo en la economía, porque si no vivimos como en la caja boba en el Gobierno. El Gobierno es la caja boba de todos, el salvador del empresario y de todos. Al empresario lo nombro porque es el que más se lleva en todo esto.
-En pandemia, respecto al Estado quedó el rol que cumplió y cumple el Gobierno eran esas medidas o el «que se muera que se tenga que morir» que expresó Macri. ¿No cree que en medio de la grieta una gran parte de la sociedad olvidó esa tarea estatal bajo el Covid?
-No, esas cosas no se olvidan y por eso tenemos que tener mucha memoria, mucho más dentro del peronismo donde nos tenemos que sentar en las 62 Organizaciones, que es el movimiento político de los trabajadores y debatir, somos culpables también porque pareciera que los estamos abandonando, con las ideas peronistas. Somos culpables de haber perdido en la política los diputados que teníamos que llevar. El partido peronista no está desarmado pero lo manejan «a piaccere» los que están arriba en el Gobierno. Nosotros somos culpables ante los trabajadores, nos dieron todo y prácticamente lo cedimos a la política. Los dirigentes gremiales teníamos, reitero, el 73/72% de participación y hoy no la tenemos, van 3 o 4 como invitados…
-¿La atomización del peronismo se detonó con la discusión peronismo versus kirchnerismo?
-Nosotros somos peronistas, acá el kirchnerismo si no se presenta dentro de las ideas del peronismo no es parte. Si bien las ideas no se matan se debaten, y hace mucho tiempo que el peronismo no tiene un debate.
-Con la mano en el corazón dígame, ¿a un kirchnerista no lo considera peronista?
-No, si es kirchnerista no es peronista. Nosotros tenemos la idea del peronismo, la idea de nosotros es la Justicia Social y el kirchnerismo no está en ese lineamiento, no digo que no se pueda acomodar, pero hoy, ante los hechos que uno ve, no lo está.
-¿A Cristina Fernández se la destrata en la dirigencia del Movimiento Obrero por su condición de mujer o es confrontación de ideas?
-Son ideas, acá no hay una discriminación entre mujer y hombre. Concordamos en muchas cosas, hay ideas que ella tiene en su mente para llevar adelante y en las que nosotros no estamos de acuerdo.
-¿Duele ver al Gobierno tan dividido y con una interna tan abierta?
-¡Cómo no me va a doler! Y me duele también que tengamos al Presidente digamos, no maltratado, pero que no tenga credibilidad, eso es lo que más me duele, porque lo voté.
-Imposible de obviar ahí su mirada de sindicalista…
-Por eso digo que lo que pasa al no tener un Gobierno que lleven todos las mismas ideas, a un conductor. Al peronismo hoy le falta un conductor que tendría que ser el Presidente de la Nación porque es el presidente del partido y ahí bajan todas las ideas y el peronismo es la Justicia Social y es la conducción, que cuando uno da una orden se cumple.
-Se remite a que «la organización vence al tiempo». Y hablando de tiempo, ¿lo hay para dar vuelta el partido de acá a 2023?
-Siempre hay tiempo, lo que pasa es que cada uno de nosotros, los que estamos en este momento en los sindicatos, en el Gobierno, y la gente que acompaña, debemos hacer un debate profundo, sino podemos correr el riesgo de terminar con el peronismo.
-Hay pobres que miran con simpatía a la derecha, con lo que implica, a gente que promete reforma laboral, reforma previsional, pagar la deuda con los ahorros de los argentinos…
-Ya tuvimos a un Gobierno que fracasó hace poco con la derecha, pero no nos pongamos que la derecha es mala ni que es buena. Con mucha profundidad hay que evaluar, sentarse y empezar a ver qué hacemos para mañana, porque no podemos vivir del pasado. Se discute qué hizo el otro, pero nunca se mira para adelante. En ese debate tenemos que ver qué queremos de la Argentina, a dónde vamos.
-¿No hablar del pasado cuando desde la oposición dicen que no solo van a hacer lo que hicieron hasta 2019 sino que van a hacerlo mucho más rápido? ¿No le da miedo?
-Claro que da miedo, porque hoy la tecnología supera mucha mano de obra, el mundo cambió, después de la pandemia se demostró que estamos todos desnudos en ideas y hay que volcarse a ver de ahora en adelante cómo va el mundo, dónde camina el mundo y cómo lo podemos encuadrar, cómo puede salir la Argentina adelante, cómo puede venir el capital. Estamos perdiendo algo muy importante para cualquier país que es la educación y la salud que son fundamentales. Hay que buscar la manera para crecer no solo con la salud y la educación, también faltan y reitero que vengan capitales y trabajo, porque lo único que va a traer trabajo es el capital. Esto es lo que tenemos que discutir, encaminar. Argentina es muy rica, si tenemos minas, campos y un montón de cosas, busquemos la manera para ver cómo exportamos y qué importamos para que se empiece a generar trabajo. Si no tenemos eso no creo que podamos caminar.
-Sobre mitos y realidades, ¿en la interna de la UTA juegan las empresas que se enfrentan a través del gremio?
-Acá en la UTA hay intereses de algunos empresarios que con esas palabras «queremos todo» da la impresión que sí, que lo quieren todo. Los sindicatos son de los trabajadores y los dirigentes, sea Roberto Fernández o quien sea, tienen que ser trabajadores. Y hay quienes parecieran ser mercenarios. La lucha obrera siempre triunfa, en el buen sentido, cuando uno tiene responsabilidades y es digno de representar a los trabajadores.
-Entonces, hay intereses empresarios que confrontan a través de los dirigentes.
-Sí, yo tuve ese problema, nuestro gremio tuvo ese problema, dirigentes que estaban con nosotros, avalados por sectores empresarios que empezaron a buscar negociar una lista que al abrirse no quise compartir. Porque si usted hace una lista primero y después viene a buscar la unidad… Eso fue el inicio de todo lo que nos sucedió a nosotros.
-¿Uno de los días más difíciles de su trayectoria fue el 16 de diciembre de 2019?
-Completamente, porque yo puedo tener diferencias con cualquier compañero, y la diferencia que teníamos nosotros era esa, el no compartir una lista. Ahora, ¿venir acá, entrar por las ventanas, dar vuelta un auto, subir con unas escaleras y todo lo ocurrido, venir a romper todo? Porque hasta rompieron la documentación que había. Uno puede decir «a esta conducción no la quiero», pero dentro de las normas estatutarias. De esta manera lo que hicieron fue un atentado contra la organización, porque hubo lesionados, daban vuelta todo, se llevaban cosas, robaban, a los gritos…
-¿Usted dijo «de acá me sacan muerto», entre otras frases?
-Sabía que me iban a sacar muerto desde ya, al verlos romper y lastimar a toda la gente. Yo estaba acá arriba y después tuve que saltar dos metros a la casa de al lado, veía que venían todos y el instinto mío era salvarnos, no iba a pelear contra el mundo, nos tiramos abajo y nos salvamos.
-Un capítulo que terminó.
-No, esto pasó a la Justicia, donde se determinará si fueron culpables o no. Entiendo, creo que si hay Justicia serán declarados culpables porque nosotros no fuimos a ningún lado, ellos vinieron acá, hicieron todo lo que hicieron y la causa correspondiente está en la Cámara para decidirlo.
-¿Cree que en la Argentina hay Justicia, confía en ella? ¿Somos todos iguales ante la Justicia?
-Todos debemos confiar en la Justicia, pero yo en este momento con lo que nos sucedió a nosotros, la verdad que no es que desconfío, pero dudo mucho, y fuimos atendidos por la jueza. Ahora, de 47 acusados, procesados, hay 7 nada más por hurto al pasar. Y acá hicieron cualquier cosa y que encima digan que no son culpables, la verdad nos duele mucho, a todos los trabajadores.
-Hay un nombre y apellido, Juan Seguí, el testimonio de un arrepentido que los apunta a ustedes de intentar acusar a la agrupación Juan Manuel Palacios.
-A ese compañero nunca lo traté. Sé quién es ahora después de todo esto. Yo no lo vi sino que me han dicho que hay una foto, donde se lo ve entrar gritando con una ametralladora. Sé que es un trabajador pero bueno, con el acto que hizo parece un delincuente y esto se va a demostrar, que entró con una ametralladora gritando victorioso, no sé qué calificativo uno le puede poner.
-Imagino que está al tanto de sus dichos ante la justicia, que intentó ser convencido para declarar, con el pago de una suma de dinero…
-Tengo conocimiento sí y acá nunca voy a negociar con un delincuente, otra más de la mentalidad de este hombre es cuando salió gritando con una ametralladora, argumentó diciendo que le he dado plata para que se dé vuelta. La verdad que de acá seguro no salió ninguna plata.
-De las críticas u objeciones que le hace la agrupación Juan Manuel Palacios de Miguel Bustinduy, ¿Cuál reconoce o a cuál le brinda un nivel de razonabilidad?
-De lo que me haga o diga esa agrupación, nada. Primero robaron el apellido de un compañero y una compañera que es mío desde hace muchos años. Todo lo que diga esta gente no me molesta, porque lo tengo considerado como un hombre entregado, no a los trabajadores sino entregado a mercenarios porque el acto que han hecho ellos es para nombrarlos como mercenarios.
-¿No hay posibilidad de una mesa de negociación o de pacificación con sus opositores?
-¡No por favor! Que ganen una elección, que se presenten y que ganen.
-¿Hay sindicatos, incluída la UTA, que son más guapos contra gobiernos peronistas?
-Nosotros no somos más guapos, al contrario, defendemos derechos con el peronismo, con el radicalismo, con el gobierno que esté presente, siempre lo hice.
-¿En sus paritarias, la UTA también pelea por subsidios para las empresas?
-Discutimos nuestras paritarias con Transporte y el Ministerio de Trabajo, todo con respecto de a los sueldos que podamos acordar. Los salarios para los empresarios son un costo, dentro de un total de costos que negocian con el Gobierno. Nosotros no recibimos subsidios los reciben las empresas.
-Pero sin subsidios no hay aumentos.
-No, si el Gobierno no les da el subsidio a ellos nosotros no tenemos sueldos. Siempre digo, el jamón del sandwich somos siempre los trabajadores, porque si el Gobierno no le paga el subsidio a los empresarios, ellos no nos pagan a nosotros, y cuando le hacemos una medida de fuerza en ese calibre al empresario también le estamos diciendo al Gobierno: «páguele al empresario porque no nos paga a nosotros». Es el empresario que nos dice «cómo les voy a pagar a ustedes si el Gobierno no me dio la plata». Uno lo manifiesta tal cual es y nadie lo cree, pero es la realidad.
-¿La UTA ya batió el récord de medidas de fuerza anunciadas y que después se bajaron?
-Siempre que bajamos una medida es porque conseguimos el objetivo. Pasa lo que decía recién, discutimos con el empresario y es el Gobierno el que tiene que darles el dinero, y ahí empezamos con el tema del Gobierno «mañana te lo doy, pasado te lo doy», al no recibir nosotros ese dinero tenemos que hacer medidas, más en el interior. Nosotros tenemos más medidas de fuerza en el interior que acá en la Capital y el Gran Buenos Aires.
-¿Y en el interior a esta conducción se la quiere, se la avala?
-Sería egoísta de mí asegurarlo, pero entiendo que sí, los años a uno le dan esa experiencia, por lo menos en cuanto a delegados para el congreso camino a las elecciones de este año, hemos superado más del 100%, de 143 congresales, cuento con 130 a favor nuestro.
-¿El trabajador a veces putea más fácil a un delegado que a un empleador, a un patrón?
-Y a veces no quiero hacer muchas comparaciones pero un 50% y un 50%. Es culpa también de los dirigentes y me incluyo porque nos pasa una cosas primordial que ya dije en un primer momento, la necesidad de las escuelas de capacitación. Acá hay que capacitar mucho pero también se han cambiado mucho las normas, incluso antes había una vocación por el trabajo, el derecho al trabajo, la vocación que tenía la gente de hacer algo como dirigente, muchas cosas que las trajo Perón y que venían desde los sindicatos en formación. Hoy no es tanto así, la gente viene a trabajar por obligación la mayoría. Antes en el colectivo trabajábamos porque queríamos manejar, nos gustaba la forma de ser, estar en la calle, estar libres, lo digo por mis sentimientos claro que uno también trabaja por su sueldo. Pero hoy no es tan así, hoy es: vengo, termino y me voy. Antes cumplíamos el trabajo y después nos reuníamos en el café, hablábamos de todo.
-¿Se trompeó muchas veces manejando colectivos?
-No pero hacer cosas buenas por los pasajeros sí lo hice, lo digo con mucho orgullo, yo trabajé muchos años en la Línea 46…
En el final de la charla, ya distendido, desde esa última pregunta recordó que una vez le tocó sacar a un hombre que había bebido en exceso y se había aferrado al colectivo, con las puertas cerradas del coche. Las cuales había flanqueado en medida preventiva. Se paró hizo todos gestos de aquel forcejeo y se rió con ganas al recordar el episodio donde agregó que tenía el respaldo del resto de los pasajeros y pasajeras.
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