El 26 de julio de 1952, a las 20.25, falleció María Eva Duarte de Perón. “Evita” como la bautizó el pueblo trabajador, por quien entregó su vida.

 

Su tarea social, su férrea defensa de los derechos de los trabajadores, de los derechos cívicos y sociales de las mujeres, de la inexcusable obligación de proteger a niños y ancianos propició dignidad para el pueblo, para la clase trabajadora, esa clase olvidada hasta entonces. 


Acerca de su obra, sustentada en los derechos básicos de las personas, sobran las palabras. Para los trabajadores no sólo es conocida sino, que se enarbola marcando el compromiso que desde cada uno de nuestros lugares debemos abrazar, para hacer la justicia social una realidad.


Porque tal cual lo afirmó la Compañera Evita: “No hay fuerza capaz de doblegar a un pueblo que tiene conciencia de sus derechos”.


En pos de esos derechos trabajamos cada día desde nuestro querido Sindicato.

«No tenía entonces, ni tengo en estos momentos, más que una sola ambición, una sola y gran ambición personal: que de mí se diga, cuando se escriba el capítulo maravilloso que la historia seguramente dedicará a Perón, que hubo al lado de Perón, una mujer que se dedicó a llevar al presidente las esperanzas del pueblo, que luego Perón convertía en hermosas realidades y que a esa mujer el pueblo la llamaba cariñosamente: Evita«.