Digámoslo con franqueza, discutir el problema nacional es fácil. Y sí, en todas las reuniones nos enfrascamos en mega discusiones que hablan de esta deuda externa tomada a velocidades de tren bala, de la sucesión presidencial, incluso de los casos judiciales y políticos, no importa de qué lado uno esté siempre resulta más simple plantarse frente al problema nacional que a los problemas locales.
Yo creo que esto se da por dos razones principales: La problemática nacional es de la que más información recibimos, irónicamente sobre la que más estamos “desinformados” por los medios de comunicación nacional. Frente a ella, la información sobre lo local aparece eclipsada y solo concentrada en algunos medios que tienen que competir en horarios con los tanques nacionales.
La segunda razón es que mientras con la primer problemática nuestras decisiones y opiniones son bastante lejanas y lamentablemente tenemos poca capacidad de influir, puede suceder que opinando sobre lo local nuestras opiniones afecten a quienes conocemos. En serio, ¿quién no tiene un amigo o amiga, ex compañero/a, compañero de equipo de fútbol o colega en el estado provincial o municipal? Parece muy difícil cuando los principales empleadores son los gobiernos provinciales y municipales y les siguen los entes autárquicos. Si hablamos del IPS y sus servicios deficitarios, entonces algún médico amigo se enfadará o bien es la educación o los hospitales o los baches interminables de la ciudad o la falta de agua o cuando el agua viene con gusanos, en fin, los asados se ponen densos.
Por ejemplo a Gustavo Saenz se lo disculpa mucho a pesar de una gestión pobre. Los 1.100 millones de pesos con los que hizo campaña en las legislativas del 2017 no brillan mayormente en la ciudad. Todo se sigue inundando (esto fue escrito antes del 3 de enero), las obras siguen inconclusas incluso parecen muy mal programadas, tan mal que los comercios quiebran por falta de clientes, la Cooperadora Asistencial sigue sospechada de gestiones dudosas con denuncias de tanto en tanto. Simultáneamente se recuerda la madre del ex Intendente ahora Vice Gobernador y candidato a Gobernador, para justificar la herencia recibida por Gustavo y tenemos mucha razón. El supuesto fin de los carreros aparece hasta ahora como su obra de gestión más visible, eso y las pelotas del “Camino de la Fe”, los canales están en obra y seguirán estándolo un tiempo. Siguen siendo anuncios de campaña. Tiene suerte, la obra no se va a poder probar hasta después de las elecciones del ’19. También están los datos aportados por el Dr. Gonzalo Guzmán de Salta Transparente, tipo serio si lo hay, respecto de la distribución inequitativa de pauta a diferentes medios. Algunos piensan que esto colabora a silenciar las quejas.
Lo cierto es que tenemos que comenzar a discutir las cuestiones provinciales y municipales si deseamos mejorar la renovación política en Salta. Algunas caras aburren.
Los candidatos presentan dudosos antecedentes y peores expectativas.
Nadie duda de la larga actividad política de Miguel Isa pero más allá de protagonizar portadas bastante absurdas donde reconoce que al final va a ser comido por los leones, sobre todo si alguien desde las gradas le “baja el dedo”, lo cierto es que culminó una gestión lamentable en la Ciudad de Salta y pasó a una deslucida vicegobernación. Sus expresiones de futuro parecen ….. en realidad no parecen nada. No hay una idea sobre el futuro. ¿Queremos esto como Gobernador?
El macrista Gustavo Saenz aparece fuerte en el horizonte. Bien popular él, pero de origen elitista, sabe hablar y cantar en público y según él tiene fuertes vinculaciones con Buenos Aires, lo que le ha permitido gestionar y ejecutar, según reza su campaña 2017. Lo cierto es que ante la caída de popularidad de Mauricio Macri está tratando de “despegarse”. Volviendo a insistir con su origen peronista. Nada tonta la gente sabe que se trata de una truchada. No podes ser peronista y apoyar a Cambiemos. No es posible porque representan las antípodas y el pueblo está algo cansado de que lo tomen por salame y lo aplasten a golpe de tarifas.
A la derecha de Saenz/Macri aparecía Olmedo pero el efecto Bolsonaro lo hizo cambiar de tabla de surf para ir a navegar las aguas presidenciales. ¿El futuro será el de las encuestas o tomará un respiro provincial para volver a la carga en 2023? Lo lógico, si es que existe una lógica en este mundo de las elecciones, es que no se baje de su actual tabla aunque pierda. Paradójicamente, la pequeña Salta presenta no uno, sino dos proto candidatos presidenciales que miden más de 2 puntos. Una incógnita.
Javier David, Yarade y Parodi forman parte de un paquete de políticos asociados al establishment económico de la provincia, fuertemente vinculados con Juan Carlos Romero y Juan Manuel Urtubey, no esconden sus aspiraciones e intentan construir espacios propios que pujen para parir sus candidaturas. Su arrastre social, su nivel de conocimiento o penetración en la sociedad y el carisma es casi nulo. Tanto Yarade como David deberían ser conscientes de que llegaron a la Legislatura Nacional de la solapa de Urtubey, solapa que hoy no se ve en marcha en el ámbito provincial y no creo que tenga tiempo para tironeos de lastres.
El Oso Leavy es el único que se ha manifestado claramente a favor del kirchnerismo y por lo tanto aparece como el único opositor real. Su relativamente buena elección del 2017 lo posicionó bien y tiene la ventaja de no representar ni por asomo a Cambiemos, cosa de la que los anteriores aparecen manchados. Por supuesto que tiene algunas fisuras internas, ¿cuándo no? Sus antecedentes lo muestran gestionando Tartagal, una ciudad muy complicada, la que recibió con piquetes diarios sobre la RN34 y que poco a poco fueron resolviendo. Las políticas no fueron declarativas sino prácticas y en el medio de una enorme crisis con la ganadería y lo forestal, él supo contener la situación. Son antecedentes que los otros candidatos no pueden esgrimir. Salvo que lo queramos comparar con los carreros, las motos y la sociedad protectora de animales. Igual, poner la Provincia a producir necesita un poco más de fuerza y contenido si quiere movilizar al pueblo.
Salta requiere de visionarios y visionarias. El contexto nacional e internacional se presenta complejo y siempre que esto sucede existen espacios donde el futuro puede inventarse. El cambio pero sobre todo visualizar que necesitamos es disruptivo y puede consistir en hacer más y mejor de lo que estamos haciendo, sí, caminos distintos para metas superadoras del atraso sistemático al que los dirigentes de siempre nos vienen trayendo.
Insisto, los mismos dirigentes nos llevarán al mismo lugar en el que estamos ¡y estamos mal!
El potencial de Salta nos permite pensar en un futuro mejor, con menos desigualdad, más integrados geográficamente, soñando otro destino para nuestros hijos. Hay que exigírselo a nuestros candidatos y si no saben, habrá que elegir otros. No hay tiempo que perder. Dejemos de discutir lo nacional y discutamos nuestro barrio, nuestro pueblo y nuestra provincia, que al final es donde pasaremos el resto de nuestros días.
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