En nombre de todos los que hacemos VISOR GREMIAL DE SALTA, hacemos propia las palabras del aniversario del NUEVO DIARIO, y deseamos que siga creciendo a la par de los grandes sueños de sus directores y trabajadores, para estar siempre presentes en la senda de grandeza de una Salta pujante y desarrollada con inclusión. FELICIDADES y que sigan trabajando por muchos años más (Agustin Piñeyro Director)
No hay fuegos artificiales, ni festejos con brindis incluido. Hay recuerdos, anécdotas, ausencias y por sobre todo agradecimiento. Sí, agradecimiento a tantos involucrados, principalmente los lectores del “chiquito”, que ya hace tiempo cumplió su mayoría de edad.
Ya pasaron 19 años y muchas peripecias soportó y vivió el "diario chiquito".
11 de febrero de 2002. Nacía con mucha timidez una publicación de ocho páginas -a la que un periodista radial llamó “pasquín”-, pretendiendo ser, a pesar de su tamaño -hoy su distintivo-, primero la propia fuente de trabajo de su mentor, un desocupado más en ese momento y segundo una alternativa a la hegemonía gráfica del diario más antiguo de Salta.
Sueño? Ilusión?
No, desesperación.
Porque no tener trabajo a los 43 años generaba eso: desesperación porque meses previos al nacimiento de Nuevo Diario el país navegaba en la incertidumbre por la salida presurosa ante el fracaso de su gestión el ex presidente Fernando De la Rúa el 20 de diciembre de 2001 con renuncia incluida; asunción apresurada de Ramón Puerta como presidente provisional; 23 de diciembre de 2001 jura como presidente Adolfo Rodríguez Saá; 31 de diciembre de 2001 renuncia el presidente del Senado Ramón Puerta y asume la jefatura del Estado el titular de la cámara baja, Eduardo Camaño quien convoca de urgencia a la Asamblea Legislativa. 1 de enero de 2002 nominan a Eduardo Duhalde como presidente para concluir con el mandato del radical De la Rúa. Cinco presidentes en 11 días.
Eso ocurría en el ámbito político y afuera, en el plano social, el país estaba en llamas con una inflación galopante y una incertidumbre más grande aún y, allá lejos, en el Norte argentino un desocupado más buscaba armar el bote salvavidas para su familia y para él. ¿Su capital? La experiencia adquirida en diario El Tribuno.
La fecha elegida para su primer número fue el 4 de febrero de 2002, luego postergada para el 11 por el constante aumento de los insumos para plasmar el proyecto.
¿Su impulso? Su familia y su amor propio.
Muchos hablan de suerte, otros de tenacidad (fuerza que impulsa a continuar con empeño y sin desistir en algo que se quiere hacer o conseguir), o quizás hubo de las dos, porque no todos saben que para publicar esas 8 páginas trabajaba desde las 4,45 (había que ir a buscar las impresiones) hasta la 1,30 del día siguiente (cuando se dejaban los originales en la imprenta para su metamorfosis).
Es así que el 11 de febrero de 2002 nació el primer ejemplar del “diario chiquito”, impreso por un colega periodista y amigo, el “Nene” Nievas. Con el transcurrir de los días la “suerte” quiso o hizo que los canillitas buscaran esa “extraña” publicación que costaba $ 0,10, sí, diez centavos, aunque en realidad era gratuita y tenía precio para justificar el requisito que exigía la Justicia para publicar edictos, que –junto con los clasificados- eran la fuente de financiamiento para seguir existiendo.
No vale la pena recordar que en algún momento el diario “grande” quisiera comprarlo a través de interpósitas personas (persona que, aparentando obrar por cuenta propia, interviene en un acto jurídico o comercial por encargo y en provecho de otro), o le provocara dumping (el dumping o competencia desleal consiste en vender un producto a un precio inferior al costo incurrido para producirlo, con el objetivo de “competir” más eficazmente o para hacer desaparecer a la competencia del mercado). Sí, no vale la pena recordarlo.
Hay que recordar, luego de 19 años de dura porfía, durísimos momentos como amenazas de narcos, intentos de censura, requerimiento de la Justicia para “delatar” al autor de alguna nota, intimidación de la Policía en alguna investigación, hechos que sólo lograron retroalimentar al equipo para seguir vivos y festejar. Festejar de una manera diferente, donde esta realidad nos señala y enseña el valor de la familia; porque Nuevo Diario es en síntesis una empresa formada por familiares, amigos, hijos de amigos y que día a día hacen posible el milagro de estar en los hogares de los salteños.
Belén, Emilia, Ana Lucía, Julieta Inés, Mónica, Daniel Jorge, Marta, Natalia, Irene, José, Carlitos, Mario, Mariana, Carolina, Alba, Daiana, Darío, Graciela, Lorena, Julio, Daniel Aníbal, Mario, Karina, Tania, Eduardo, Matías, Christian, Diego, Rolando Chivi, Hugo, Nicolás, Enzo, Claudio y Daniel hermanos, Cristian, Juan Carlos (no el que se imagina), Sebastián, Fernando, Gonzalo, otro Daniel, Rosario, Sabrina, Salomé Monteros, Corina, Martín, Rosita, Miguel Kliver, Sonia Zapata, Héctor Soraire, René Félix Liquitay, Rolando Díaz, María Ester, Susana, son nombres que quizás no signifiquen mucho o signifiquen nada para los fieles lectores del “pasquín”, pero es hora que sepan que esos nombres son muy valiosos porque en realidad ellos son Nuevo Diario, aunque algunos de ellos hoy no estén porque se jubilaron o porque partieron –seguramente- a buscar otra noticia.
Otra manera de festejar es agradeciendo a los lectores, anunciantes, a los canillitas que también tienen mucha “culpa” de que el chiquito esté cerca de la gente.
Obviamente también están presentes en este aniversario aquellas personas que no miran muy bien al pequeño matutino porque quedaron expuestas por ser noticias y son los que ven al “chiquito” como enemigo, cuando en realidad deberían preguntarse si es mentira lo que se publicó, quizás deseando que el “diarito” no estuviera sobre la mesa de algún café o de la casa.
Pero está y con nuevos proyectos para aggiornarse a la nueva manera de comunicar que imprimen estos días y con las mismas ganas de siempre, las ganas de informar responsablemente, porque como dice el tango de Carlos Gardel, Volver, en una de sus estrofas:
Que es un soplo la vida
Que (veinte) diecinueve años, no es nada
que febril la mirada…
Parece que fue ayer, pero ya han pasado diecinueve años…
Gracias
Fuente: Nuevo Diario de Salta