A fines de abril escribí un artículo explicando lo que a mí me parecía que había sucedido con el Frente de Todos. https://www.visorgremial.com.ar/index.php/opinion/1711-vista-al-frennn-te
Aquel artículo “adivinatorio” no se escapó tanto de la realidad. Los 4 partidos separatistas plantearon claramente la necesidad de tener su lugar y desde el Frente de Leavy esta posibilidad se fue limitando en la medida que cada vez que había que discutir candidaturas con posibilidades, les recordaban los magros números de las elecciones pasadas y los mandaban a la fila y la reunión se deshacía.
Las negociaciones no se habían acabado cuando registraron el nombre del Frente de Todos en la Justicia Electoral, esto es claramente cierto. Los candidatos siguen sin conocerse en casi cualquier Partido o Agrupación o Frente. Es decir que se podría haber continuado hablando como se está conversando entre las diferentes fuerzas. Hasta este sábado, cuando todo se termine.
El Frente de Leavy probó forzar la cosa con influencias desde la Capital Federal, pero se trata de la misma Capital que les propuso que le ganen a Sáenz o vayan con él. Con él, es decir con Macri o Romero. ¡No!
El nuevo Frente de Todos, que cambiará pronto su nombre por razones judiciales, con sus idas y venidas, la salida intempestiva del Frente Grande, dejando de una manera poco agraciada la silla vacía en el acto de presentación del Frente, el nuevo Frente de Todos sintió que de repente estaba resignificando su objetivo. Vio lo que estaba dejando atrás y con absoluta humildad se observó y vio algo nuevo.
De ser parte de lo antiguo se sintió integrante de la Salta que quiere ser diferente. Que aun con mil defectos, quiere ser coherente con lo que se planteó en el 2017, contra el neoliberalismo y continuó en el 2019, cuando se conquistó esa enorme victoria contra el macrismo en Salta.
Y quiere ser, sobre todo, diferente de la gigantesca derrota política y cultural que se desarrolló en las provinciales de Salta en 2019. Tremenda copia de las derrotas históricas sucesivas, pergeñadas mediante engaños y agachadas contra un pueblo y una militancia siempre mal tratados. Una derrota que nos sumergió en lo profundo de una historia por siempre repetida y nos angustia y nos desanima y nos hace decir que Salta va a ser siempre la misma, “porque son siempre los mismos”.
No se puede ser diferente teniendo las mismas prácticas y los mismos nombres.
En lo que queda del disperso escenario político salteño, cada una de las salteñas y salteños buscará entre al menos 2 alternativas. Lo nuevo o lo viejo. Oposición y Gobierno.
Lo viejo nos trajo hasta aquí prolija y ordenadamente, hasta un 60% de pobreza que han sabido llamar “estructural” para esconder sus responsabilidades de décadas.
Lo nuevo es eso, una oportunidad de encontrarse con el desafío de emprender caminos de construcción de una Salta diferente, que surja de la coherencia buscada y de la derrota de un modelo político que no se quería repetir.
Una Salta Para Todos.