A fines de abril de 1815 volvía el coronel Güemes, en esa época aún no era general, de su triunfo en el Puesto Grande del Marqués, un poco “despachado” por Rondeau del Ejército, un poco por el agotamiento que sufrían sus gauchos y caballaje en la siempre inhóspita puna.
Refiere Luis Güemes, biógrafo del General, “Mientras Güemes estaba en el ejército se había acreditado en Salta la voz de que se casaba con una de las hijas de don Pedro José Saravia. La familia lo creyó y deseaba. A su regreso del Puesto Grande con los gauchos le detuvieron 24 horas en Castañares, donde lo esperaban con un recibimiento magnífico y misa de gracias. Conoció entonces la niña; no le agradó; hubieron empeños pero infructuosos y a los dos meses se casó con doña Carmen, hija de don Domingo Puch. ……. El cariño se convirtió en odio, y ardió la familia entera de Saravia. Llovieron informes al ejército contra los procedimientos de Güemes y sus intenciones. Se llenó el Perú de mentiras las más atroces. Lo pintaban como un tirano que hacía saquear las casas y repartir sablazos a los vecinos por las calles. Lo cierto es que en ninguna época de la revolución había gozado Salta de más orden y sosiego.”
“Su Gobernador se ocupaba de hacer empedrar las calles y echar puentes sobre los tagarates, enteramente descuidado de la tempestad que se intentaba atraer sobre su cabeza. En el ejército todas las mentiras se creyeron o se aparentaba que se les daba crédito.” (Güemes Documentado, Luis Güemes, Edit. Plus Ultra, 1979) Este último párrafo es ratificado a pie de página por el Dr. Redhead, médico de Belgrano en comisión.
Cuestiones mínimas, como el desaire de una familia, fueron el puntapié de seguidillas de invenciones que buscaban menoscabar el prestigio bien ganado contra un feroz enemigo como fueron los “godos”.
El “Facebook” de la época serían las tertulias con “amistades” y quién sabe si “Twitter” serían las epístolas que circulaban en manos de esclavos de casa en casa. Los “memes”, o caricaturas, se pegarían en las puertas de las pulperías por la noche. El periódico llegó a Salta 9 años más tarde, sino hubiera sido un buen “Blog”.
Ya entonces por estas tierras los inventores de noticias falsas, los fabricantes de mentiras interesadas, atacaban a quienes defendían la libertad y la creación de una nación apoyada en el poder de su propio pueblo.
Las mentiras fueron las excusas que utilizaron, hoy y entonces, los interesados de mantener sus privilegios y negocios con el reino de España, para destruir la resistencia e impedir la independencia.
Hoy, dos siglos después de su muerte, valga este pequeño recuerdo para dimensionar la entereza y fortaleza de este argentino cuyo sacrificio permitió la independencia de la América toda.
Honor al General Güemes