Después de tantos años de democracia no puedo seguir oyendo la celebración de ir a votar. Agradezco y reconozco ahí la lucha de muchos, que están y que no están, pero a la luz de los resultados salteños, tenemos que salir de los lugares comunes si queremos construir otra realidad.
Si en una elección obligatoria, la mitad de la población vota en blanco o directamente no concurre, todo el sistema político de representación cruje y se ve interpelado. Ambos, ganadores y perdedores, fueron penalizados por el electorado.
Releamos algunos datos de esta “encuesta electoral”. Unidos por Salta triunfó en Capital con el 32,17%, sin embargo, se trata del 18,06% de los electores. A más de 8 de cada 10 de los votantes habilitados no les gustó el olor. Al resto le fue peor, claro.
BILLETERA MATA PROPUESTA
Los Carteles de Aguas del Norte y SAETA, diseñados para comunicar algo útil, se transformaron en campaña exclusiva de Duran. Pagadas por Sáenz (nosotros) los carteles azules con su cara estuvieron más de un año. El “poder real” ungió un candidato y se notó mucho.
Ni Matías Posadas, el otro candidato oficial, pudo con el océano de papel vertical (y el papel moneda) de la afichería.
El resto miraba impotente.
76% de los votantes en capital se inclinaron por algo que podríamos resumir como “derecha” (¿romerismo?). La “foto finish” variopinta del domingo a la noche, resume muy bien porqué las PASO son importantes. El pueblo votó a sus verdugos.
DEL RESTO, UN RESUMEN
JxC+ recibió el premio al persistente discurso odiante. Habrá que tomar nota.
FdT pagó la impericia de su conducción, rompiendo lo poco rescatable del desastre provincial 2019. Agreguemos esa absurda negociación por las listas nacionales y entendemos el resultado. El Partido de la Victoria se encuentra en UTI.
Salta para Todos hizo lo que pudo. 15 legisladores repartidos en la provincia.
UCR tuvo una gran elección en Tartagal y en Capital sumó un 6%.
El Frente Grande paga su soberbia, salvo en Morillo, tal vez la sorpresa más interesante de la jornada.
Y PA’L FINAL
Algo quedó en claro: Nadie tiene los votos atados a su imagen. Leiva cantaba como Gardel y se quedó con la mitad de “sus” votos. Suriani trocó 20 mil pañuelos celestes por 8 mil de dudoso color. La izquierda se debate en las miserias egoístas del ser humano y, malos matemáticos, dividieron lo que antes sumaban.
Si algo me queda claro es que la política está en deuda con la sociedad y esta, con los pies y con los dedos, muestra su hartazgo. Para la mitad del pueblo, nuestra dirigencia no vale nada. NADA. Son los datos.
Las elecciones lo confirman, en Salta la Brecha está más abierta y brillante que nunca.