Como salteño adscripto y enamorado, les hago una pregunta que me taladra la cabeza desde hace meses. ¿Cómo puede ser que a pesar de ser esta una elección importante, en la que están en juego dos modelos de país/nación, al menos en Salta se viva con tanto desconcierto y tanto desánimo?

Entiendo que estas son las PASO nacionales, es decir que aún tenemos otra alternativa para levantar el ánimo y zambullirnos en una urna en noviembre, cuando se definan las cosas. Pero ¿no sienten ustedes que ni los candidatos quieren ir a votar?

 

Yo me los imagino, a los candidatos, digo desperezándose el domingo a las 10 de la mañana en la cocina, con la mano arriba de la manija de la pava esperando que haga el ruido típico del agua que está lista pero no hervida. El mate recién cargado en la mano izquierda y un bostezo en la boca.

 

De repente se da cuenta que no suena el teléfono. Lo manotea en el bolsillo y no lo encuentra. Claro, el pijama no tiene bolsillos. De camino a la pieza a buscar el artefacto, se cruza con la esposa. Besito cariñoso y un “¿Dónde votás hoy, así te llevo?” la respuesta del candidato comprometido no se hace esperar; “no se “bichi”, ahora me fijo”. Encuentra su nave digital, lo enciende y tipea “¿Dónde Voto?”. “¡Ah, mirá vos!”.

 

Candidatos desganados, remolones, reposeros muchos, actúan como si este domingo no se jugara su “replay” para noviembre. Actúan como si esperaran que a los 5 minutos de comenzada la elección, fueran a entrar los sanitaristas brasileros a suspender el partido.

 

Algunos, 3 frentes, van a una verdadera interna de unos contra otros.

 

Pero resulta que varios pelean contra su propia sombra, como esos boxeadores solitarios en un rincón del gimnasio, imaginando un adversario más débil que él, más lento que él, menos inteligente que él. Su mayor contrincante es el Adversario Piso. Aquel que si no lo alcanzas te noquea. Aquel que si no lo alcanzas demuestra que aún no tenés la velocidad necesaria, las ideas necesarias o la convicción necesaria. No hiciste piso. A las duchas.

 

Los otros 3 frentes pelean sin pelearse. Se pusieron guantes de algodón para golpear y se llenaron la boca de diferencias cariñosas. Cada frente en su respectivo cuadrilátero, nos dan la imagen del Oso Arturo peleando con Blanca Nieves, ambos de goma eva.

 

Y ahora nosotros miramos ese espectáculo a través de los medios, quienes colaboran en bajar el tono de la discusión, la calidad de la discusión, la alternativa en cuestión. Así, el desánimo le alcanza a cualquiera.

 

Más arriba puse el dueto país/nación. Esto es lo que se discute y por ello es importante. Volver a un país, es decir un territorio con fronteras y gente adentro peleándose entre sí por un pedazo de cierta torta o mejor dicho, de las migas de una torta de otros, refregándole al de al lado los méritos de cuna que justifican su reclamo. O construir una Nación afincada en una Patria multicultural, con un Pueblo diverso y creativo que puja por un futuro común, donde la torta, la torta, no sea de los de siempre y la solidaridad asome.

 

Tal vez suceda que los candidatos no saben, qué es esto lo que se juega.