La imagen es bien conocida, blanco y negro en el mítico Luna Park, Gatica se asoma entre las cuerdas para saludar al entonces Presidente Perón y le dice, “mire como ruge la leonera Presidente, dos potencias se saludan”.

Leonardo Fabio llenó de imágenes sublimes la cinematografía argentina, aportando siempre una sensibilidad social notable.

 

En una comparación lindante con el grotesco criollo de Discépolo, los fiscales Luciani y Mola dieron cuenta, obedientemente, del relato que les habían escrito y entregado en un “pendrive”.

 

La historia, contada con afectada actuación y claramente leída desde una pantalla ubicada a la izquierda del fiscal, recorrió procesos administrativos normales, denunció sobreprecios negados por sus testigos, incumplimientos de obras que estaban terminadas, atrasos de ejecuciones de obras que son la normalidad de todas las obras públicas del país, hasta la no construcción de terraplenes sobre los que estaba construida la ruta.

 

Todos los planteos fueron impugnados, rechazados, contradichos por sus propios testigos. Hay que entender que los pensamientos, sentimientos y palabras de un fiscal, estos fiscales o cualesquiera, no constituyen prueba, toda vez que siempre, a menos que ellos sean sus propios testigos, digo que siempre son producto de la deducción de lo que declaran otros, de los papeles encontrados, de las bóvedas escondidas y luego halladas, de los contenedores enterrados. A lo sumo serían la conclusión del análisis de pruebas, que, en este caso, no existen.

 

Todo lo que dijeron fue un relato que terminó con una frase, o una pregunta, ¿cómo puede ser que Báez se enriqueciera tanto y la Presidenta no supiera nada? 

 

Pero la pregunta es la contraria, ¿cómo sería posible que una Presidenta, ocupada en sacar a la mitad de la población de la pobreza, insertar a la Nación en el mundo, industrializar la Patria, lanzar satélites al espacio, desarrollar la energía nuclear, entregar computadoras a los estudiantes, recuperar los fondos de las AFJP, darle la jubilación a quienes les habían negado los aportes y a las amas de casa, repatriar científicos y fortalecer la estructura de investigación cómo nunca en la historia, crear la red eléctrica interconectada nacional más grande, incorporar la fibra óptica, entre otras centenas de cosas, se ocupara de conocer de la vida de Lázaro Báez?

 

El sentido común al que hizo referencia el Dr. Luciani, irresponsablemente, no constituye prueba. El sentido común en primer lugar hace referencia a una percepción personal basada en sensaciones y no en razones y es la razón la que debe ordenar una sentencia. Segundo, hablar de sentido común es establecer duda razonable, porque el concepto de sentido común entiende que existe otro “no común”, por lo tanto, la afirmación sería válida para cierto número de personas y falso para el resto y la justicia tiene que sentenciar con certeza. 

 

Los fiscales, al utilizar el “sentido común” en el argumento han cavado la fosa por el propio razonamiento lógico de su premisa.

 

Si todo esto no fuera político pensaríamos que se termina ahí nomás y los Fiscales sometidos a Juicio Político por chambones, pero lo cierto es que estamos frente a una nueva figura que acompaña al Lawfare: La Cancelación. Se trata del aislamiento de personas, partidos, agrupaciones, colectivos sociales, mediante el escarnio público y la acción mediática con la finalidad de sacarlos de la escena. De esta manera no se los mata, no se los encarcela, se los amenaza económica, social y hasta judicialmente, con la finalidad de que salga del escenario. Se lo cancela, propio de la era de Internet.

 

Cristina lo dijo, “esto es disciplinamiento” del sector popular

 

Pero ¿saben qué?, parece que le han pisado la cola al León y este se despertó y está de mal humor. Ruge la leonera en las calles y en las plazas y los dueños del circo cierran las puertas a doble pestillo. Tiempos de cambio. 

 

Ahora sí, volveremos para ser mejores.