¿Lo que sucede hoy en la sociedad, crees que son señales de alarma? ¿Esos que pululan entre nosotros, nos manipulan? ¿Qué significa manipular?

La manipulación es siempre una agresión hostil. Es un ejercicio solapado, arbitrario y abusivo del poder.

 

Las personalidades manipuladoras tienen ciertas características comunes:

 

  • Jamás reconocen sus errores. No admiten críticas de ningún tipo.
  • Carecen de empatía. No tienen en cuenta las necesidades, demandas y deseos de los otros aunque proclamen lo contrario.
  • Son muy permisivos consigo mismos y muy intolerantes con los demás. Las reglas están para que las cumplan los otros…
  • Sus demandas son imperativas.
  • Son muy eficaces en lograr sus fines a costa de otras personas.
  • Critican constantemente a todos y a todo, de manera sutil o abierta.
  • Son egocéntricos e impredecibles.
  • La mentira es uno de sus principales recursos
  • Nunca se sabe qué es lo que los enoja y cómo actuarán en consecuencia.
  • Pueden ser muy celosos y controladores.
  • Tienden a acusar a la persona vulnerable de sus defectos o errores.
  • Algunos utilizan la seducción en forma de halagos o regalos, otros seducen a través de una imagen de seguridad o protección.
  • Culpan constantemente a los demás. Suelen sembrar cizaña.

 

Miremos a nuestro alrededor y se sorprenderán…

 

Pensaba en lo que nos pasa, en aquello que como sociedad activa nos pasa, y lo hacía con mucha humildad tratando de mirar y analizar cada uno de esos pensamientos que a veces adornados con la altisonancia de frases lindas los convertimos en palabras, sin darnos un tiempo para la reflexión, o considerar el contexto, el lugar o las personas que están oyendo.

 

Me doy cuenta que esto parece ser un mal colectivo donde la añeja prudencia, el decoro y la sutileza ha dejado paso a esa necesidad de parecer superiores, donde hablar y tener protagonismo es más importante que escuchar; y donde nos conferimos la licencia de decir cosas que creemos inteligentes o lo que se nos ocurra, amparados en creer que liberando nuestros pensamientos, estamos siendo fieles a nosotros mismos.

 

No nos damos cuenta que es necesario tomarnos un tiempo para analizar, razonar o elaborar lo que pensamos decir y cómo impactará en los otros lo que decimos.

 

¿Cómo vamos a aprender si no escuchamos? ¿Acaso nos podemos dar el lujo de no pensar que cada persona tiene algo para enseñarnos? ¿Qué lleva a una persona a decir “¡no… no es así!” y dar argumentos poco entendibles o en el peor de los casos, terminar diciendo lo mismo con otras palabras?

 

Estamos circunscribiendo el mundo a un horizonte que no va más allá de nuestras narices y la interacción con el otro termina en el diván del terapeuta o en un diálogo en las redes sociales con gente a veces desconocida.

 

¿Tan estupidizados estamos que ya no sé puede hablar de fútbol... de religión, de política, de economía ni de amor? ¿Por qué no escuchamos?, ¿por qué creemos estar un paso más adelante y entonces suponemos?, ¿por qué no creemos más en nadie? ¿Por qué nuestras frustraciones pasadas creemos que fueron producto de la confianza o falta de personalidad de nuestra parte? ¿Por qué hemos dejado de considerar al otro?

 

Es evidente que estamos cambiando y yo no me adapto entonces, y sin duda quienes piensan como yo vamos indefectiblemente a desaparecer. Los utópicos vamos a desaparecer, y entonces el mundo quedará enteramente para los vivos y sabios de siempre, para los absolutos y para los engañosamente honestos, buenas y sabias personas que deberán googlear “el amor” para conocerlo o entender que no se acaricia con una lija en la mano; que los bienes materiales no compran respeto y que no todo se paga con un fajo grande de billetes y que los esfuerzos de los demás no los podemos medir con nuestra vara porque seguramente jamás los vamos a llegar a valorar.

 

Fuente: https://tertuliadejuanamanuela.wordpress.com/