Leemos estas líneas con el sacudón de las elecciones PASO del domingo aun vibrando en nuestro cuerpo. Nos miramos y oímos conversaciones en las calles con intriga buscando explicaciones y sin embargo están ahí. Todo se volvió gris de repente y se huele a cenizas viejas.

Yo, caminaré entre las piedras

Hasta sentir el temblor

En mis piernas

 

La explicación estuvo siempre ante nuestros ojos, solo que no queríamos verla. La anunciábamos a veces, con pesar reconocíamos las señales de lo que podría ser, pero nos decíamos que no, que no pasaría, no sucedería.

 

A veces tengo temor, lo sé.

A veces vergüenza. 

Estoy, sentado en un cráter desierto

 

Nos dijimos que nadie se tira un tiro en los pies a propósito. ¿Nadie, por qué no? ¿Y si el tiro no era dirigido a sí mismo sino a cierto grupo, cierta dirigencia?

Ahora llegan explicaciones de carácter emocional. No fueron razones, fueron impulsos que empujaron este resultado desolador para algunos.

 

Sigo aguardando el temblor

En mi cuerpo

 

¿No fueron razones suficientes 10 años de decadencia objetiva? Nuestra suposición, probablemente bien fundada de que la opción elegida en las PASO podía ser terminal, no responde a la afirmación de que “estamos mal ahora y ya me comí muchos discursos de los tuyo y de los otros”. Sigo aguardando el futuro prometido que no llega, solo discursos y excusas. Y un presente de dolor.

 

Nadie me vio partir, lo sé

Nadie me espera.

 

Y un día comenzó la migración, como esas mangas de langostas que surcan los cielos en busca de trigales prometidos, impulsados por olores de flores y semillas, transportados por brisas de ilusiones, partieron hacia otros horizontes, fantasías también, peores seguro. Tomaron vuelo siguiendo cantos de sirena de una vieja Circe disfrazada en joven, para ser transformados en cerdos y quedar atrapados en la isla.

 

Libertarios en una isla y transformados en cerdos, qué paradoja. Abandonan creencias en las que no se cree más. Creencias que han sido agotadas por reiterada malversación de ideas.

 

       Hay una grieta, en mi corazón

Un planeta, con desilusión.

 

El sistema crujió y con él sus actores principales. Las PASO movilizaron a propios y extraños y sentimos la necesidad de sacudir tanto gris monocromático, tanto aroma de cenizas apagadas. Soplar el rescoldo y entre lo extinto, recuperar los colores de la vida, los calores de la esperanza, el abrigo de lo colectivo, único recurso para salir adelante. Retener los que no se han ido, atraer los que están partiendo, recuperar los que partieron detrás de cantos y espejitos de colores mal bruñidos, 

 

       Sé, que te encontraré entre esas ruinas

       Ya no tendremos que hablar

Del temblor 

 

Al temblor le debe seguir la acción.