Si fuéramos superfluos, debería alcanzar con ver las fotos de los candidatos a presidente. Si esto fuera solo una cuestión de aspecto, los candidatos del individualismo supremo carecen del mínimo necesario. Locos o borrachos abstenerse, debería decir la Constitución Nacional. No pedimos bonito o feo, alguien normal por favor.

Pero digamos que no somos tan superfluos, que el aspecto no es lo importante y nos ponemos a escuchar CÓMO presentan sus propuestas y bueno, allí tampoco tengo una referencia que me represente convenientemente. Arrastrando las palabras cuando se sale de una reunión o gesticulando agresivamente ante el interlocutor, dejan mucho que desear. Recuerdo que hubo un funcionario de Macri que firmó un acuerdo por Malvinas con los británicos BORRACHO. (Carlos Foradori, Vice canciller, 2016) ¿vamos a repetir?

 

Toca preguntarse el QUÉ y allí caemos en lo mismo.

 

Contenidos totalmente inconsistentes y contradictorios pueblan sus plataformas. Claro, ya tuvimos a uno cuyas palabras fueron desmentidas por la primera ministra británica (mentía) o que negoció limones contra la guerra a Corea del Norte (desubicado) o que festejó un acuerdo con la Unión Europea que nunca existió (farsante). Presentarse prolijo y sin olor a alcohol no debe alcanzar.

 

Pero si vamos a los contenidos propiamente dichos, eso que dicen qué van a hacer, (Hablo en plural porque en realidad dicen lo mismo con diferente tono) ambos sostienen el ajuste como modelo operativo. Seré más claro, ajuste a los pobres en todas sus formas. Es decir que su clave es reducir la “masa salarial”. Reducir tu sueldo o el de algún familiar tuyo que trabaja en el estado. Aclaro que puede ser Nacional, Provincial o Municipal, todo vale para hacerle caso al FMI. También las jubilaciones, dicho sea de paso. Ya lo hicieron antes, ¿recuerdan?

 

En esto coinciden los reyes del individualismo. Hay que reducir los gastos en salud, educación, obras públicas, investigación, desarrollo social. Los discapacitados pueden esperar, los enfermos pueden pedirles a los familiares que se hagan cargo de su cáncer o de la diabetes. No son fantasías mías, ya lo hicieron y prometen hacerlo más rápido.

 

Presentan propuestas milagrosas como espejitos de colores para estos ignorantes de las américas. Es decir, nosotros.

 

Vienen a entregar los recursos naturales sin contraparte para el pueblo. Algo que hoy sucede, pero versión acelerada.

 

Te voy a dar dólares, afirman, sin decirte nunca cuántos, pequeño detalle. Ni en Panamá ni en Ecuador parece funcionar. En Argentina la convertibilidad dejó un tendal.

Se quedarán con el fondo de los jubilados (FGS), que se jodan por viejos.

 

Palabras vacías, fracasadas en todo el mundo, para comprar tu voluntad enojada. La bronca enceguece, como a esos conductores que, chocados, se bajan a darse trompadas con el aire. Y mientras tanto, sus autos se prenden fuego.

 

Sin embargo, yo entiendo al votante. 8 años de caída en sus condiciones sociales, de inflación creciente y de un horizonte sombrío nos permite a todos y todas estar más que enojados. Pero al menos consideremos que no podemos estar tan embroncados que nos tiremos delante del tren de la historia, condenando a nuestro hijos y nietos a la miseria.

 

Porque en el fondo, esas palabras vacías del individualismo meritocrático tienen un solo destino, enviarnos a la mierda.