Podés estar enojado. Tenés todo el derecho. Son muchos los años en que todo se nos hizo cuesta arriba. A todos, ¡Que joder!

 

Pero de estar enojado a martillarte un dedo hay un trecho que no debemos franquear.

 

Me explico.

 

Ayer, 1 de octubre de 2023 (el domingo pasado), se realizó el primer debate entre los que superaron las PASO. Miriam Bregman, Patricia Bullrich, Sergio Massa, Javier Milei y Juan Schiaretti. (Orden alfabético)

 

Con una escenografía agradable, con moderadorxs muy “tuneados”, los candidatos se presentaron para tratar de convencer a los televidentes y miradores de redes sociales (ya debe haber una palabra, que aún no conozco, que los defina) de que ellos son los mejores y deben/debemos elegirlos.

 

Estudios de opinión anticiparon que los votantes estaban muy decididos a repetir su opción anterior, en todos los casos. Así que los que votaron a Massa lo volverán a votar, a Schiaretti … etc. Pero claro, en las PASO más que una elección de tercios, se dio una elección de cuartos y ese último cuarto de ausentes y votantes en blanco son la presa más deseada de los equipos de campaña.

 

En una entrevista previa, Sergio Massa dejó entrever qué vislumbraba para este debate: Que los observadores detecten quién les ofrecía un futuro de esperanza. Que los dudosos pudieran detectar algo más serio y comprensible que les devolviera la esperanza.

 

Hay que reconocerle a Massa que con la inflación que tenemos meterse en el balotaje es casi milagroso.

 

Si tratamos de ser prolijos dividamos por conceptos:

 

Propuestas. Schiaretti y Massa presentaron propuestas concretas. El resto fueron cosas vagas, refiriéndose a explicaciones que pudieron haber dado en otro momento fuera del debate. Títulos que dejaban a todos esperando algo que no llegaba nunca.

 

Solidez. Bullrich fue una especie de nube sin sustancia que se perdía cada tanto en sus propias palabras. Milei tuvo expresiones de deseo sin decir cómo hacer nada de lo que propuso. Bregman se mantuvo muy sólida en su papel de opositora. Schiaretti la siguió remando con Córdoba como muletilla, tratando de convocar al interior a acompañarlo. Massa se mantuvo muy firme aun cuando le tiraron con munición gruesa en algún momento (Insaurralde y propia gestión)

 

Gestualidad. Bregman fue muy natural, estaba en un set de televisión o en el living de su casa, el problema es que parece que nunca asumen que tienen que superar el 3%. Schiaretti acartonado, duro como rulo de estatua, mostró firmeza. Massa fue estoico mirando a la cámara sin pestañar y atildado en todo momento. Milei se protegió detrás de sus anteojos y exhibió una risa socarrona permanente, casi despreciativa, se notaba el esfuerzo puesto en contenerse y por momentos fue casi caricaturesco. Solo se sacó al hablar de Derechos Humanos. Bullrich tuvo siempre una getualidad dubitativa. parecía que iba a arrancar para un lado y encaraba para el otro. intentó chicanear a Massa y a Milei pero le salía bastante mal.

 

Vestimenta. Las señoras se presentaron muy bien, Bregman con su saco verde en un claro mensaje feminista y Bullrich con una bandera invertida en su atuendo, repito bien. Massa impecable. Llamó la atención la desprolijidad de Milei que no sé si se debió al movimiento continuo que desplegaba tras el atril. Milei y Schiaretti compartieron corbatas descentradas, detalle incomprensible, además de colores oscuros de estas corbatas que les daban un aire triste a sus posiciones. En general correctos.

 

Para mí, el que propuso y se dio tiempo para responder a las críticas fue Massa. Claro ganador del debate a mi entender. La perdedora fue Patricia Bullrich, quien volvió a mostrarse ajena a los conocimientos económicos. Hoy quedó claro que esta fuera del balotaje. Bregman y Schiaretti muy sólidos en un discurso que conocen de tanto repetir, pero que siempre los deja con la ñata contra el vidrio. A Milei lo poco que dio le alcanzó para mantenerse en el lugar que está. No arriesgó y no tenía por qué.

 

Pensemos antes de votar. No tenemos por qué repetir la opción de las PASO. Ahora la cosa es en serio y no tenemos mucho margen.

 

Baja el martillo sobre el dedo sosteniendo el clavo, “Vo’ Vé’ ”.