Si bien no es la gran noticia, al menos fue descollante, cuando primeramente se corrió por las redes sociales la idea del Presidente Mauricio Macri, de convocar a un sector de la oposición (con preferencia al peronismo no K).

 

En medio de una crisis económica y social, fruto de las políticas recesivas que lleva adelante el gobierno, y a escasos meses de terminar su mandato y de ser candidato en las elecciones nacionales el propio Presidente, nadie puede creer que el llamado al diálogo tenga algún tipo de asidero.

 

La oposición, incluso los llamados dialoguista durante todo el gobierno de Macri, rechazó primero el modo en que se realiza la convocatoria al diálogo, a través de las redes sociales, invitando a algunos dirigentes para un acuerdo de 10 puntos, previamente elaborados; y en segundo lugar los tiempos, las formas y lo  acotado de la convocatoria que, prácticamente, es para sellar un programa de gobierno a futuro.

 

Ante la reacción negativa ante esa invitación, Macri insiste en llevar adelante su idea del pacto de gobernabilidad para dar una clara señal a los mercados que, por estas horas, no solo están retaceando su apoyo a la Argentina, sino que se están apurando por llevarse la mayor cantidad de dólares hacia el exterior.

 

Entonces, cual es la verdadera razón de llamar a un acuerdo que, a ojo vista, es un nuevo intento por legitimar la política de entrega que hizo este gobierno a capitales o intereses internacionales, llevada adelante por el FMI.

 

El tendal recesivo de esas políticas, con altos índices de pobreza, desocupación, quiebre de la industria nacional, y fomento de políticas de la especulación financiera. Políticas que durante todos estos años de gobierno no tuvo reparo en decirnos que era lo mejor para que los argentinos vivamos mejor.

 

No cumplió, Macri, con ninguna de sus promesas de campaña. ¿Quién puede creer que esta vez va a cumplir con lo que se firme? ¿Qué alcance y valor puede tener firmar un pacto de esa naturaleza, con un gobierno que ya se encuentra en retirada?

 

Además, quien puede querer avalar esos diez puntos que  busca el gobierno, si todos saben que hay otras prioridades para la gran mayoría de los argentinos, y que nada tienen que ver con la angurria de la especulación de los actores financieros que pretende defender, con ese pacto el gobierno?

 

La garantía que puede esperar el mercado, los especuladores y los que se hacen “la América” con la Argentina, es el valor de las urnas que se dará en los próximos meses.

 

Mientras tanto, entendemos que este Pacto no es otra cosa que desesperación de un gobierno que no quiere pagar los platos rotos, en soledad, sino hacerlos partícipes de ello a la oposición que, seguramente, se va a oponer a ese “pacto leonino” que es consecuencia de sus contradicciones, sus inconsistencias para gobernar en 2020 y su complicidad con el caos nacional.