Llevamos solo 5 meses desde que se inició esta pesadilla llamada La Libertad Avanza al frente del Gobierno Nacional. Tanto desde lo simbólico como desde lo real, el Presidente se ha encargado de inocular dosis de veneno sin pausa a toda la población. A los adversarios, transformándolos en seres horribles y a los propios en personas que, si antes no odiaban, ahora lo hagan contra aquellos seres horribles.

 

Parte de un principio dudoso; la propiedad irrestricta de sus votos por parte de él. Por supuesto que esto choca con su propia ideología, ya que siendo libertario debería respetar lo que piensan ahora. “Respeto irrestricto del proyecto de vida” de los individuos, en este caso votantes.

 

 

Como se piensa dueño de esa población que optó por sus propuestas, es decir el 42,3% de los habilitados a votar, según el padrón nacional, hace del voto de estos electores la excusa para sacarle a la población la poca seguridad remanente.

 

Los argentinos hemos construido cuerpos jurídicos durante décadas. Se recurrió al disenso, al conflicto entre intereses en el marco de argumentaciones y luchas largas. Nos pusimos de acuerdo.

 

Existe legislación laboral, productiva, para inversiones, sobre energía, ambiente y discapacidad.

 

Se regula como se promueve el desarrollo y quienes tienen el poder de ejecutar políticas, el Poder Ejecutivo y quienes tienen la obligación de Legislar. La vida social está regulada por leyes profundamente debatidas.

 

Ahora resulta que, mediante dos instrumentos, el DNU 70/23 y la Ley de Bases, pretende dar por tierra todos los derechos que hemos construido para proteger a nuestras familias, como la salud pública, la educación, la asistencia social, la promoción del empleo y de las industrias locales entre mil más.

 

Se aprovecha de la mala experiencia de dos gobiernos malos, el de Macri y el de Fernández, para, montado a caballo del descontento popular, destruir derechos que costaron sangre y lágrimas.

 

De la Ley de Bases podemos decir que cada uno de sus TITULOS atiende necesidades de mega empresarios nacionales e internacionales.

 

Los únicos puntos donde aparece el trabajador como sujeto es para avisarle que con esta ley será socio de las pérdidas y sin vínculo con su patrón. Para decirle que su precariedad durante la prueba durará un año, cuando hoy es de 3 meses.

 

Después todo está escrito para favorecer a los empresarios muy grandes. Los PyMEs, bien gracias. El 70% de trabajadores de estas empresas, afuera, junto con los empresarios.

 

La Cámara de Diputados de la Nación ha incumplido con su obligación de legislar para el pueblo, dándole media sanción a la Ley de Bases. Ahora tiene la oportunidad de redimirse RECHAZANDO EL DNU 70/23.

 

El Senado de la Nación, por otro lado, tiene la oportunidad de rechazar de plano la Ley de Bases y mandarla a guardar por un año. Si no lo hacen, estos senadores y senadoras habrán habilitado a un Gobierno a destruir una nación.

 

Desde el exterior se frotan las manos viendo cómo se van a llevar nuestros recursos sin dejar nada a cambio.

 

Hay que entender, es muy evidente, que Milei es solo una máscara de los colonizadores de siempre. Es su empleado del mes. El bufón que se pasea (con la nuestra, dicho sea de paso) por foros de explotadores globales, contándoles humoradas.

 

Un personaje que vive entre dos falsedades, un perro muerto que le hablaría desde el cielo y un comunismo que desapareció hace décadas. Amigo y enemigo son delirios místicos y en el medio quedamos los argentinos, dispuestos a entregarnos a los mismos colonizadores de siempre.

 

El pueblo necesita un éxito enorme contra la embestida internacional de Milei.

 

Él ha sido un Caballo de Troya depositado aquí por los poderes globales y las elecciones permitieron abrir la puertita por donde bajan los enemigos.

 

A este Caballo hay que prenderle fuego ¡ya!

 

(Es dicho en un sentido figurado, no sean libertarios)