La semana de Mayo fue un tiempo complejo para el gobierno de Javier Milei. A pesar de dos actos que intentaron tapar la crisis interna y relanzar la gestión, la realidad lo cacheteo duramente.

 

Sin entrar en demasiados detalles sobre los actos en sí, ambos fueron muy pobres en todo sentido: poca gente, muchos militantes y funcionarios, pobreza en los discursos, centralidad de la figura del presidente, las internas del gabinete al rojo vivo y sobre todo mostraron un gobierno a la deriva, sin ideas, repitiendo slogan de la campaña y promesas incumplibles.

 

En los actos y en reuniones con productores rurales prometió que “dado el éxito de la gestión en bajar el gasto”, en el futuro iba quitar retenciones al agro, bajar impuestos, sobre todo del impuesto país, quitar el cepo, etc., todas medidas de cumplimento imposible, dada la precariedad del supuesto “equilibrio fiscal”.

 

Para completar la pésima semana el gobierno recibió un duro cuestionamiento por parte de la Iglesia Católica, Ante Milei y todo su gabinete el arzobispo de Buenos Aires expuso el cuestionamiento de la Iglesia ante la falta de gestión y atención en la cuestión social y los sectores más débiles y castigados por el ajuste.

 

Mas tarde el presidente de la Comisión Episcopal Monseñor Ojea le pidió al gobierno que entregue los alimentos que tiene guardados en los depósitos. Alimentos que fueron comprados por el gobierno anterior y retenidos por el actual durante los últimos meses. Mientras los sectores populares son golpeados por la crisis y el aumento indiscriminados de los alimentos el gobierno en una lógica inentendible los retiene y se niega a repartirlos en los sectores más necesitados.

 

El tema seguirá escalando seguramente por cuestiones judiciales, ya que hay presunción de un delito grave por parte de la ministra Pettovello. Sin embargo, la impericia y la falta de gestión por parte de la ministra tendrá un costo político muy alto.

 

Milei le pone su estilo de “panelista y showman” para centralizar la atención del público, para tapar la pobreza y la falta de rumbo.

 

Intenta construir un relato optimista, promete el paraíso, fabula números que la realidad contradice, delira y se auto percibe como líder mundial, cuando gobiernos y la prensa internacional de burlan de él.

 

Lamentablemente es un gobierno que parece un tren sin conducción, marchando velozmente hacia un choque frontal.

 

Los resultados de la licuadora y la motosierra:

Lentamente Argentina se apaga y se deteriora. Una política económica errada e inviable, un ajuste brutal, sin criterio, sin sentido político o social, pero además innecesario, porque no logra ninguno de los objetivos que supuestamente tiene detrás.

 

Muestran como logro una baja de la inflación que no es tal, un superávit fiscal que no es sustentable en el tiempo, un atraso cambiario que hace agua en estos días y un endeudamiento creciente.

 

Puede mostrar algunos números engañosos en materia financiera pero la economía real se desmorona a niveles peores que los de la pandemia.

 

La impericia, la falta de gestión y en muchos casos una ceguera ideológica está llevando a la destrucción de todo el aparato productivo, sobre todo el comercio y las pymes industriales, con su consecuencia de desocupación masiva, quiebra de empresas y aumento de la pobreza y la indigencia.

 

El país está sufriendo un proyecto de destrucción social, económica y moral, pocas veces vista en la historia argentina. Una entrega de soberanía que implica nuevas formas de neocolonialismo y la eliminación de derechos básicos de los trabajadores y trabajadoras, clases medias y productores nacionales.

 

El objetivo de esta gestión parece ser convertir el país en un territorio de saqueo para las grandes corporaciones, el capital financiero y las empresas extranjeras del capitalismo extractivista, sin medir las consecuencias y el daño social y económico que está generando.

 

¿Y la oposición donde esta?

 

La desorientación a que hacíamos referencia sobre el oficialismo, puede extenderse a todos los sectores de la oposición.

 

Por un lado, la oposición “dialoguista”, con deseos de sumarse al gobierno o que este deje de maltratarlos y les dé un lugar, envía señales confusas.

 

Por un lado, sus voceros en la legislatura construyen discursos muy críticos sobre el efecto negativo de esas leyes del gobierno, pero sin embargo en el recinto las votan sin chistar.

 

Estas actitudes muestran el comportamiento esquizofrénico de sectores del radicalismo, que renuncia a su historia para convertirse en un partido liberal – conservador, partidario del ajuste, haciendo seguidismo primero de Macri y ahora del milésimo. Casos emblemáticos son el cordobés De Loredo o el mendocino Cornejo. Por el otro el radicalismo porteño y algunos socios, referenciados en la figura siempre contradictoria de Martin Lousteau. Esbozan criticas, pero en el fondo discrepan solo con las formas, pero no con el contenido de los programas de este gobierno. Por eso más allá de sus discursos, hasta ahora siempre han sido funcionales a los proyectos de la derecha liberal.

 

El Pro sigue en su interna permanente entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich por la conducción de los restos del partido.

 

Bullrich busca alinear al PRO como una colectora de LLA , lo que afianzaría su alianza con Javier Milei.

 

Mauricio en cambio intenta sostener la estructura y la militancia del PRO, acompañando la gestión gubernamental, pero poniendo algo de distancia y esperando ver los resultados. Está claro que MM juega estas cartas luego que el mileismo, sobre todo Karina Milei, le cerraron la puerta en sus narices, luego del fracaso de su estrategia de copar las estructuras del estado, ante la carencia de Milei de cuadros técnicos/políticos.

 

El Peronismo y el día después:

 

Por último, el panperonismo continua el duelo por la derrota en las elecciones y el fracaso del último gobierno.

 

Como dice el dicho popular “los triunfos tienen muchos padres, pero las derrotas son huérfanas”.

 

En esa dicotomía se encuentra el movimiento peronista, una lucha interna por nuevos liderazgos, un debate sobre estilos y formas de conducción, un debate fuerte para definir cómo enfrentar al gobierno y sus políticas.

 

Tal vez por sentimiento de culpa ante el fracaso de su gobierno, no atina a un discurso opositor claro, que dé respuesta a esa parte importante de la población que está en contra del gobierno y sus políticas.

 

Ese sector opositor, es muy amplio y expresa, no solo aquellos que son víctimas del modelo imperante sino también sectores importantes que históricamente votan y acompañan al peronismo.

 

Esa gente está buscando una conducción clara, que por ahora no aparece.

 

Las jugadas más fuertes vienen desde la provincia de Buenos Aires, principal bastión anti Milei, tanto en las elecciones del 2023, como también lo muestran las encuestas de hoy.

 

Es cierto que la provincia y sobre todo el área metropolitana es la zona donde más pegan negativamente las políticas económicas del ajuste.

 

Axel Kicillof está poco a poco consolidando su liderazgo y tratando de trascender los limites provinciales y convertirse en un líder nacional.

 

Este crecimiento está lleno de riesgos, dada la precariedad donde se mueven las arcas de todas la provincias y Buenos Aires no es la excepción.

 

El caso Misiones es el espejo que ningún gobernador quiere para sí, pero es la espada de Damocles que el gobierno nacional blandea sobre las provincias.

 

El liderazgo de Axel Kicillof, por supuesto molesta a muchos dirigentes, por ello el conflicto con Máximo Kirchner y La Cámpora y las operaciones de prensa muy berretas que lo atacan. Por ejemplo, el ataque artero de Verbinski desde su portal “El cohete a la luna” o pegarle y hacerle pagar un costo por el “affaire” de Espinoza. Un tema que debe dilucidar la justicia.

 

Otra figura que viene creciendo lentamente desde el interior es Raúl Quíntela, gobernador de La Rioja. Según algunos de sus operadores “viene recorriendo el país con reuniones con la militancia y la dirigencia desde la periferia al centro. El 7 y 8 de junio habrá una reunión del Norte Grande en el Chaco, donde se reunirá con dirigentes e intendentes de la región, discutiendo el cómo reorganizar el peronismo y encaminarlo nuevamente como fuerza opositora potente”.

 

La historia nos enseña que las luchas y los pueblos van gestando su dirigencia, y en esta etapa no será la excepción.

 

Otro debate que se está dando en el pan peronismo esta dado por una crítica real y sincera de las políticas de las últimas décadas y sobre todo la construcción de una propuesta para el futuro. La ciudadanía vota o apoya agendas de futuro. Quedarse en recordar éxitos del pasado y lo bueno que fuimos solo es un paso a la derrota.

 

En ese sentido en la última semana hubo declaraciones muy interesantes, que muchos comparten, pero pocos lo dicen en público. De esto no se habla.

 

El economista Alvares Agis puso el acento al analizar los motivos que hicieron que Javier Milei llegue a la presidencia, el ex viceministro de Economía dijo que responde a un «fenómeno global muy perverso» y se despachó contra las multinacionales y los empresarios «que aprendieron a pagar menos impuestos» «El capitalismo fue derivando en un sistema de compañías multinacionales que aprendieron a cómo pagar menos impuestos en sus países de origen. Lo mismo empezaron a hacer los multimillonarios.

 

Como resultado, se empezó a deteriorar a nivel global la calidad de prestaciones que da el Estado. Y de repente apareció una expresión política que te dice que te va mal porque el Estado te roba con los impuestos para darte mala educación, mala seguridad y mala salud», expresó al respecto.

 

«Entonces te quedas con multimillonarios de Argentina que tributan en Uruguay, pero sus compañías están acá, y para compensar eso el Estado le tiene que cobrar el IVA a la mamá que le va a comprar la leche a los nenes. Y encima después te tenes que bancar al multimillonario que diga ´qué vergüenza que le cobren el IVA a la mamá´. Todo eso genera un país que se rompe”. cerró Álvarez Agis.

 

Seguramente la construcción de un programa alternativo al orden neoliberal pase por romper con el relato vigente y construir otra agenda política y económica. Que este nuevo programa, entre otras cosas, plantee el ajuste en serio a la casta económica y empresarial.  Hay demasiados “regímenes especiales”, beneficios, subsidios y mecanismos de evasión y elusión de impuestos de los grandes grupos económicos, que se deben revisar y/o modificar.

 

El problema del movimiento popular es que debe atreverse a tocar esos intereses corporativos, a que los ricos paguen impuestos. No hacerlo provoca que el ajuste lo padezcan los sectores más débiles de la población, con niveles de alta inflación, bajos salarios y estancamiento o recesión de la actividad económica y consiguiente aumento de la pobreza, como ocurrió hasta ahora. Y de paso le abra las puertas a los Milei y sus políticas de ajuste permanente.

 

Pensar críticamente y construir un programa gobierno que de respuestas a las expectativas y necesidades de la población no es tarea sencilla en una situación compleja, donde hasta es difícil predecir hasta lo que sucederá la semana próxima.

 

Pero la crisis que está en las puertas, va a requerir si o si de un movimiento amplio y organizado, pero sobre todo con un programa de gobierno realista pero osado, que rompa las estructuras legales, políticas, económicas y sobre todo culturales que implantó el liberalismo en los últimos 40 años. No hacerlo, tratar de administrar la crisis con la “lógica del mercado” es el preludio de otro fracaso.

 

Epílogo

 

 Para finalizar, nunca esta demás recordar a nuestros pensadores nacionales, siempre son una guía para entender el presente:

 

«Hay que actuar en dirigente revolucionario y no en dirigente electoral, porque se trata de la disputa del poder. No podemos incurrir en el error de los radicales en 1945 y eso le ocurrirá fatalmente al que haga política en función del pasado. Por cuidar los votos, ellos se quedaron parados y cuando se dieron cuenta, los votos se habían ido. No importa dónde están los votos ahora. Importa dónde estarán para ejecutar un programa. El que está atento sólo a lo que piensa la gente hoy, se quedará al margen de lo que pensará la gente mañana y aquí está la clave para saber quién es dirigente o no. Además, lo que piensa la gente no está dicho por lo que proclaman en voz alta sino por lo que se dicen en voz baja y aún más, por lo que no se dice y está en el subconsciente». Arturo Jauretche, de Carta a Amílcar Vertullo, 3/7/59