El  9 de julio, se dieron dos hechos bochornosos para la mayoría de los que siguen estas líneas: La firma del Pacto de Mayo y el Presidente a las risotadas en un tanque.

La firma del papel en la Casa Histórica de Tucumán pretendió ser un acuerdo entre las fuerzas políticas. Hay, seguro, un 44% del electorado que no fue. 

 

Unos de sus puntos es el tratamiento de la Ley de Coparticipación Federal “para terminar, dice aproximadamente, con las extorsiones del Ejecutivo Nacional a la Provincias”. 

Sin embargo, a todos nos queda clarísimo que si Milei no hubiera extorsionado a los gobernadores no iba nadie a firmar esa zoncera. Tampoco se hubiera aprobado la Ley de Bases. Ahora los Gobernadores quedaron “engrampados” con un proyecto de país desguazado.

 

Esto solo alcanzaría para entender que todo el Pacto “unilateral”, los 10 puntos, son una puesta en escena, firmando un papelito que no tiene ninguna fuerza legal. Es, como dijo la Corte Suprema de Justicia, un acto partidario. Lo comunicaron “off the record”. En definitiva, se llevó a su casa un papel que viene a ser como el premio que le dio Bolsonaro. Falso.

 

Lo del Presidente en el Tanque Argentino Mediano (TAM), adjudicándose a la pasada cierta injerencia en la recuperación/modernización de esa unidad militar, es otra falsedad. 

 

El programa de reequipamiento de las FFAA viene de la época de CFK y se aceleró con Alberto Fernández con la instrumentación del FONDEF.

 

Milei se ha declarado absolutamente antinacionalista, como buen anarquista.

 

Un grupo de Veteranos de Malvinas desfilaron, para alegría de los espectadores, aunque no se entienda muy bien cómo pueden apoyar con su presencia a quién afirma idolatrar a Margaret Thatcher. 

 

Por suerte la Selección ganó y gustó. 

 

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Hasta mañana