En el mundo las democracias están en crisis y es fundamental para sostenerlas, entre otras cosas, contar con un sistema electoral confiable, transparente y aceptado tanto por los electores como por la política, de manera que el resultado de una elección sea aceptado de manera indiscutida por todos.

Existen diversidad de sistemas: boleta única papel, boleta única electrónica, boletas múltiples, voto electrónico, etc. Todos los sistemas tienen sus fortalezas y debilidades, lo que sí es seguro que no existe el sistema perfecto. Tampoco existe una democracia perfecta.

 

Hay muchas discusiones abiertas sobre cuál sistema es mejor, y lo que observé, es que la mayoría de las veces el foco del debate está sobre el sistema y casi nunca sobre su aplicación. Podemos tener el mejor sistema del universo, pero mal aplicado puede ser el peor.

 

Se puede discutir por días sobre los atributos buenos y malos de cada sistema, pero en el fondo estamos decidiendo quién se queda con el anhelado poder y eso agrega al debate intereses creados que están más allá de la elección de un sistema de votación.

 

Hay mucho para discutir y debatir, pero aquí me enfocaré solo en la elección reciente de Venezuela que es la que hoy está en el centro de atención del mundo.

 

En Venezuela se utiliza un sistema de urna y boleta electrónica de manera simultánea. ¿Qué significa esto?, que cuando el votante emite su voto, el mismo queda registrado en la memoria de la urna electrónica y a su vez ésta emite una boleta papel que luego se deposita en una urna física que queda a disposición de la justicia electoral para ser contada en el escrutinio provisorio y en el definitivo de ser necesario.

 

En general el proceso en Venezuela hace sospechar que el sistema aplicado permite el fraude, entonces aquí es donde quisiera introducir dos hipótesis.

 

  1. Aceptar que efectivamente el sistema es malo, vulnerable y permite el fraude.

 

  1. Pensar que justamente como el sistema es bueno y difícil de violar dificulta el fraude.

 

Si aceptamos la primera hipótesis solo nos queda rechazar el sistema y buscar otro diferente para el futuro, si aceptamos la segunda hipótesis deberíamos analizar entonces otros factores que influyen en el proceso electoral.

 

¿Cuál es el principal motivo que podría hacernos pensar que el sistema es inviolable?, simple, el Consejo Nacional Electoral declaró ganador a Nicolás Maduro sin presentar nunca las actas que respalden el resultado de la elección. En cualquier proceso electoral transparente y confiable las actas se presentan a medida que llegan al centro de procesamiento en tiempo real y luego en el escrutinio definitivo se presentan ante todo los testigos necesarios para legitimar el proceso, en Venezuela no sucedió nada de eso.

 

Podemos pensar que si una semana después de la elección las actas no son presentadas oficialmente por el CNE y el mundo demanda que se muestren, es porque son difíciles de falsificar, eso habla muy bien del sistema electoral utilizado pero muy mal del CNE.

 

Entonces la segunda pregunta es: ¿Si el sistema electoral utilizado es el mismo que se utilizó en elecciones anteriores, porqué en esta oportunidad aparentemente se puede demostrar un fraude?

 

Es la primera vez que la oposición se enfocó en contar con las actas luego de concluido el proceso electoral, por eso, estuvo en condiciones de poder publicarlas en un sitio de internet y dar a conocer información creíble, entre otros para Estados Unidos que a partir de esta información y seguramente de otras fuentes terminó por reconocer el triunfo de Edmundo González Urrutia, candidato de la Mesa de Unidad Democrática.

 

Por todo lo anterior y aceptando la segunda hipótesis es importante determinar cuáles fueron las condiciones que hicieron que el sistema funcione.

 

En mi carrera como consultor he participado en decenas de procesos electorales y el denominador común es que siempre se piensa que la fiscalización y el contar con las actas es importante, pero por algún motivo de organización, político, tecnológico o el que sea no es común llegar a buen puerto.

 

El gran mérito, aparte de muchos otros, de la oposición en Venezuela ha sido poner un esfuerzo importante en contar con la mayor cantidad de actas posibles para poder mostrarlas al mundo.

 

Mi conclusión personal, que seguramente puede ser compartida por muchos y por otros muchos no, es que por lo menos con la información que contamos hasta la fecha, en esta oportunidad el sistema mixto de voto electrónico y boleta única electrónica utilizado en Venezuela le ha funcionado en contra a Maduro.

 

Muchas personas concluyeron que el sistema es débil y permite el fraude, pero a mi entender, lo robusto del sistema impidió el fraude y la clave está en que la oposición se enfocó en obtener la mayor cantidad de actas posibles, mientras que el gobierno hasta la fecha no pudo fraguar actas falsas que sostengan su posición.

 

Para concluir, es muy importante qué sistema electoral se elige, pero también es muy importante cómo se arma la fiscalización del día de la elección, la organización, la capacitación de las personas involucradas y la tecnología que se aplique para contar con todas las actas.

 

El mejor sistema es aquel que es confiable para todos, después se puede discutir el costo de este, pero dentro de ciertos límites, si queremos recuperar las democracias tenemos que despojarnos de intereses individuales y pensar en el bien común, solo así vamos a recuperar la confianza.

 

(*) Consultor y estratega político. Especialista en investigación de opinión pública y nuevas tecnologías. Director de Datamática.