Milei es, sin dudas, un elefante en un bazar.

Desconoce la economía como ciencia social, la transforma en una secuencia de números que, sin la debida ambientación, termina matando gente.

 

Mata enfermos oncológicos, mata jubilados, mata pobres, mata empresas, mata proyectos y programas, mata, mata, mata.

 

La economía sin gente no existe, salvo para los especuladores y hasta ahí.

 

Su planteo sobre los déficits, más allá de la falsedad de su discurso, es un discurso sin personas.

 

Pero claro, en los números de la planilla Excel, los actores de la producción y de las finanzas nacionales e internacionales supuestamente operaban favorablemente a Milei.

 

Y eso NO PASÓ.

 

Todos azorados por los pasos dados por Javier Gerardo quieren esperar algo más, algo que tiene que ver con la resistencia del pueblo a ser oprimido.

 

Le piden que libere el control de cambios, pero no puede. Donde libere el precio del dólar sospecha, con bastante razón, que la inflación se le va a la luna y el “pueblo oprimido” terminará con su gobierno.

 

De afuera comienzan a preguntarse por la fecha de vencimiento de este experimento.

 

En Gran Bretaña la primera ministra Liz Trout aguantó con estas políticas 44 días. Sí, 44 días.

 

Todos sus artilugios mediáticos confluyen a distraer al oprimido. Dilatar su reacción.

 

Lo de Alberto Fernández, con toda la seriedad del caso, fue organizado para que saliera en cuotas en este momento. Lo de los diputados “genocídicos”, a pesar de ser un tiro en los pies, también comienza a ser un elemento de contención que se prolonga.

 

La debilidad del gobierno de Milei fue puesta en manifiesto con la maniobra del calabrés Macri, vaciándole de fortaleza en el Congreso, después diciéndole a la comunidad, “ojo que estoy vivito y coleando”.

 

Se desprende de estos movimientos, porque así lo van diciendo sus propios actores que, de a uno y otro lado hay negocios privados que concretar. Entonces la mal llamada “hidrovía” reapareció como botín multimillonario. Hay otros de la mano de Sturzenegger.

A Milei no le importa sacrificar a su propia tropa, porque salvo Karina, nada pertenece a su círculo íntimo, es por ello que podemos ver que se hable de expulsar a 5 diputados propios, despedir 60 funcionarios y mandar al ostracismo a Guillermo Francos.

 

Hoy lo importante para Milei y Caputo, su financista, es ganar tiempo y que la gente, el pueblo descontento, no salga a las calles aún sin nadie que lo conduzca.

 

Septiembre sin remedios para los jubilados, que van a tener que pagar sus familias, será un nuevo golpe para los bolsillos y si consideramos el precio de cualquier cajita de la farmacia, el hartazgo llega a su cima.

 

Tal vez al pueblo no le importan las planillas Excel y se canse de ser el pato de la boda.

 

Tal vez.