Este personaje de novela supo deambular por nuestro país en las primeras décadas del siglo XIX. Su biografía es casi desconocida de no ser por comentarios laterales que aparecen en las memorias de algunos viajeros o personajes decimonónicos.
No figura en ninguno de los diccionarios biográficos argentinos. Aparece citado como Crasey, Crescir, Cresir, Crecer, Cresser y el nombre de pila Luke, Lucas o Luis. Se sabe que era inglés, nacido en Yorkshire y de profesión relojero. También que arribó a Buenos Aires probablemente en la década de 1810, donde ganó algún dinero y se aventuró hacia las provincias.
John Anthony King, un soldado que combatió en las guerras de la Independencia, y permaneció 24 años en nuestro país, lo cita en sus memorias como Míster Crasey. Cuenta King que luego de la derrota y asesinato de su jefe Francisco Ramírez en Chañar Viejo, en Córdoba, unos pocos lograron salvarse y mientras volvían se encontraron con un grupo de viajeros entre los cuales estaba Crasey. Habían sido atacados, saqueados y les habían prendido fuego a los carromatos que portaban sus pertenencias de comerciantes y tuvieron que huir para salvar la vida. Crasey le pidió a King que lo acompañara hasta donde había ocurrido el ataque porque tenía intenciones de ver si se había salvado un artefacto metálico que llevaba con él. Efectivamente había sobrevivido al fuego lo que entonces se llamaba "linterna mágica". Se trataba de un extraño aparato que se usaba a principios del siglo XIX para proyectar figuras y dibujos en una pared o tela blanca. Ese armatoste de metal, con una candela interna y una pequeña chimenea, fue un primitivo antecesor del cinematógrafo. King y Crasey ganaban algunas monedas con sus exhibiciones. Por la fecha del asesinato de Ramírez sabemos que esto fue en 1821.
Comenta King que luego acompañó a Crasey hasta San Juan donde éste se quedó para iniciar un comercio de joyería, aunque suponemos que se trataba más de relojería de acuerdo a la profesión que traía de su Yorkshire natal. King expresa que se volvió a encontrar con su amigo Crasey en Orán mientras el francés Pablo Soria preparaba en 1826 su viaje de navegación por el Bermejo. Al parecer Crasey estuvo poco tiempo en San Juan y luego marchó a las provincias del norte.
Tabacalero y navegante
Gracias al diario de Nicolás Descalzi, el navegante genovés contratado por Soria para construir y luego conducir el barco a lo largo de los ríos Bermejo, Paraguay y Paraná hasta alcanzar Buenos Aires, es que tenemos más información sobre el biografiado. Cuenta Descalzi que entre los que vinieron a ayudarlo para echar el barco al agua en la junta de los ríos San Francisco y Bermejo, luego llamada Palca de Soria, estaban Juan Kin y Lucas Crescir. Obviamente se trata de John A. King y Míster Crasey como se lo conoció hasta ahora. Es Descalzi el que se refiere a él también como Crecir, Cresir, Crecer, y lo nombra como Lucas, Luis y en un curioso párrafo como "doctor".
Descalzi cuenta las desdichas que le tocó vivir con el férreo y déspota Soria durante la construcción del barco y más tarde durante la navegación. Descalzi decía que la tripulación y la carga estaban completas para la envergadura de la nave y Soria le insistía en que había que llevarlo a Crecir. Al final del día la presencia del inglés fue un alivio para Descalzi que sufría a diario el destrato de don Pablo.
Además Crecir era el único que tenía conocimientos de navegación fuera del propio Descalzi y piloteó muchas veces el barco cuando este estaba enfermo. Lo interesante de la historia es que la carga de Crecir era tabaco de las plantaciones del inglés en Orán. Un total de 12 bultos envueltos en cuero con un peso de 72 arrobas lo que equivale a unos 830 kilos. Gracias a ello sabemos que Crecir, luego de una corta permanencia en San Juan, llegó a las provincias del norte donde conoció a Soria y comenzó el cultivo de tabaco alrededor de 1823. Si bien el tabaco se cosechaba ampliamente en Salta, Jujuy y Tucumán desde mediados del siglo XVIII, esta referencia casi desconocida y olvidada lo convierte a Crecir (Luke Cresser) en uno de los pioneros del tabaco en Orán y la región.
Nicolás Descalzi escribió un "Diario de Viaje de la Expedición al Bermejo en 1826", donde narra las peripecias que les tocó vivir. En ese diario nombra al inglés como Crecir, en adelante Cresser, su verdadero apellido según documentos británicos de la época.
Cuenta que Cresser es el único pasajero de la tripulación del barco "San Salvador", apodado "El Paisano", ya que los demás ayudantes y peones son los presidiarios que consiguió Soria en la cárcel de Salta e indígenas lenguaraces. Se sabe que el barco era plano, de dos proas, construido con maderos de lapacho y urunday, artillado con dos caronadas (cañones cortos de grueso calibre) para proa y popa, y un pedrero (especie de mortero que lanza piedras).
Las dimensiones del navío eran 52 pies de quilla, 16 de manga y un calado de 22 pulgadas; en números redondos, el barco tenía unos 15 m de largo por 5 m de ancho y un calado de medio metro. También se construyeron dos canoas de apoyo con maderos de cedro. Botaron el barco al agua en mayo y a mediados de junio de 1826 comenzó la navegación.
Prisioneros en Paraguay
Durante la accidentada travesía por el Bermejo establecieron contacto con tribus amigas, sufrieron ataques de indígenas hostiles, encallaron muchas veces, perdieron al peón chileno Francisco Farías que murió de tres lanzazos y el propio Cresser recibió un flechazo en el brazo izquierdo que casi le causa la muerte. Para aligerar el barco tuvieron que deshacerse de la carga de tabaco y de los 63 zoquetes o muestras de maderas preciosas, entre otros elementos. Llegaron al río Paraguay luego de dos meses de navegación. Allí fueron detenidos por tropas del dictador paraguayo Gaspar de Francia (1766-1840), que les incautó todos los bienes y los mantuvo cautivos cinco años hasta julio de 1831.
Luego se les permitió embarcar a Buenos Aires donde arribaron un mes después. Dado que los libros de notas, apuntes, mediciones astronómicas y croquis les fueron secuestrados, tanto Soria como Descalzi tuvieron que redactar sus informes y los mapas de la expedición a pura memoria. Gracias al diario de Descalzi de 1832 y al informe de Soria a los accionistas de la “Comisión de la Sociedad del Río Bermejo” se conocen las interesantes peripecias de ese viaje histórico de exploración.
Últimas referencias
Ya en Buenos Aires, Cresser volvió a encontrarse con su viejo amigo King. Este lo menciona como alguien que había quedado muy afectado luego del tortuoso viaje y del presidio sufrido en Paraguay. Declara que esa fue la última vez que lo vio y dice desconocer cuál fue su suerte. Sin embargo quien lo registra en sus memorias es Woodbine Parish (1796-1882), a cargo de la delegación británica en Buenos Aires entre 1825 y 1832. Él lo menciona como Luke Cresser y al parecer lo visitó en busca de ayuda diplomática en su carácter de ciudadano inglés.
La historia es en gran parte coincidente con lo que cuentan Descalzi y Soria en sus respectivos diarios. Parish reafirma que Cresser llegó a las “provincias de arriba” donde se dedicó a sembrar tabaco. Luego narra las peripecias de la navegación por el río Bermejo y el flechazo que sufrió en el brazo y que le causó dolores e infecciones por mucho tiempo. Cuando la herida le supuraba le salían pequeñas astillas de la flecha que, por suerte para él, no estaba envenenada. Parish refiere también que en Villa Rica (Paraguay), donde estuvieron presos, Cresser pidió permiso para sembrar té y yerba mate lo que le permitió ganarse algún dinero. La vida de este pionero del tabaco oranense y navegante del Bermejo constituye una apasionante historia olvidada de nuestra región.