Miro el calendario y, si me guío por la andanada de ataques que han recibido desde todos los ángulos posibles, los 39 días parecen haber sido un siglo.
Al macrismo puro lo encontramos en los medios de comunicación vinculados a Clarín.
Los funcionarios salientes se han callado sabiamente. Sus gestiones han sido calamitosas. Las carreteras de Dietrich son un dibujo, Caputo nos dejó una deuda externa impagable, Sturzenegger la inflación del siglo, Carolina Stanley comienza a brillar con los niños muertos de desnutrición en el norte del país, en salud encontramos las vacunas abandonadas en los depósitos, las empresas cerraron por decenas de miles y la famosa lucha contra las drogas atendió a centenas de pequeños consumidores, el traficante atrapado más importante fue el intendente de Paraná, a la sazón de CAMBIEMOS.
Macri acaba de echarles la culpa de todo a sus ministros, en un acto de cobardía propia de un buchón escolar.
No, la verdad es que lo único que podían hacer era esconderse y lo hicieron, pero los medios salieron con todo.
El otro día dijeron que la deuda de la Provincia de Buenos Aires era “la deuda de Kicillof” ¿me están jodiendo? Se cuestiona a las armas Taser y hablan de dejarnos indefensos. Se devuelve a las Fuerzas Armadas a su ámbito legal y desprotegemos las fronteras, se le aumenta la jubilación mínima a nuestros viejos FUERA DE LO ANTES PACTADO y le están reduciendo las jubilaciones, justo ellos.
Este Gobierno no la tiene fácil. Todo, pero todo, está condicionado a una negociación con el FMI y los acreedores privados que pinta sumamente difícil. Ajuste de tarifas, aumento de salarios, impuestos más altos o bajos, inflación y valor del dólar, TODO.
Todo está sujeto a resolver el desmanejo de las finanzas efectuado por Cambiemos. Encima nos enteramos que anduvieron regalándoles plata a sus amigos, como Vicentín, nuestra plata.
Fernández armó un equipo poco a poco, como hilvanando una colcha de las abuelas. Una colcha heterogénea, que muestra la diversidad de un Gobierno Frentista. Cada cuadrado se suma al vecino para cobijar un pueblo con frío y hambre.
Del otro lado, del lado de los evasores seriales, los endeudadores crónicos, del lado de los indiferentes a los otros, ladrán. Ladran desesperados.
Vamos bien.