No hay otro tema. No hace falta ni que lo nombre, ya saben de qué estoy hablando. Se trata del único asunto, casi, por el que responde el Sr. Presidente.

A la noche, hacemos silencio frene a la pantalla. Llegan los informes sobre los infectados y los, lamentablemente, fallecidos. Reflexionamos en aquellos que podrían estar incluidos entre la población “de riesgo” y si tenemos suerte respiramos aliviados.

 

Aplanar la curva, amesetar, cambiar la tendencia son todos conceptos que vamos incorporando. Colapso del sistema público de salud. Hospitales modulares, camas de terapia intensiva, respiradores, el aprendizaje se acelera, tenemos que estar al tanto de todas estas cosas nuevas y sofisticadas.

 

Hemos aprendido a confeccionar barbijos de 40 maneras diferentes y nuestros hijos huyen antes de que les recortemos la blusa preferida por la salud del prójimo. Médicos muy de blanco nos cuentan cómo hacer un barbijo con tela, con tela y papel, con telas diferentes, con elásticos, con cintitas, plegados como acordeón, pañuelos sobre sí mismos. Máscaras con una vincha y una carpeta A4, con una impresora 3D, con radiografías, con botellas de plástico de 2l, o bidones de agua de 4L. ¡Vi uno con un bidón de 20L! A algunos se les va la mano.

 

Nos transformamos en químicos y pasamos de lavarnos las manos con agua y jabón, a usar agua y detergente, que es lo mismo dicho por un profesional. Alcohol puro, con el que se puede hacer alcohol en gel usando un 70/30. O como diluir la lavandina para sus diferentes usos.

 

La geometría nos devuelve al colegio. Con un metro de carpintero calculamos la distancia con el de adelante y controlamos al de atrás. “2m por favor, es por Ud. vió”. Las sillas de los municipios son colocadas en diagonal en marcas del suelo. Si tomamos un colectivo, disimuladamente o no, sacamos un spray de la cartera o del bolsillo y rociamos el asiento cuidadosamente mientras hacemos equilibrio con el coche en movimiento.

 

Una infectóloga nos decía a última hora como para no distraernos ni dormidos, que al ingresar al auto había que limpiar volante, palanca de cambios, freno de mano, botón del levanta cristales y por si las moscas el encendido de la radio. ¡Ah! Me olvidaba de las llaves.

 

Lamentablemente parece que no, pero esto recién empieza. Saben todo lo que vamos a aprender todavía.

 

Quedate en casa