Como todos los años hoy, 21 de setiembre, se celebra el Día del Trabajador de la Sanidad. Sin embargo, ante la emergencia sanitaria por el COVID 19, este año todo es distinto. Hoy no habrá festejos, solo apenas un leve recordatorio porque no hay tiempo más que para mostrar toda su capacidad, profesionalidad y amor por atender a los pacientes que hoy esperan mucho de cada uno de ellos.
Es que desde hace seis meses que son la vanguardia en el campo de batalla, en la lucha que todos debemos enfrentar contra el enemigo mortal de todos. Y si bien hoy es su bien ganado y reconocido asueto, contemplado en su estatuto; están al pie del cañón con todas las `pilas puestas para seguir en esa lucha por ganarle al virus, al lado de todos y cada uno de sus pacientes que atender.
Los trabajadores de la Sanidad, en estos momentos son personal esencial, son hombres y mujeres en quienes la comunidad, los pacientes que llegan a los hospitales o centros asistenciales, clínicas o sanatorios, ven en ellos una luz de esperanza que los salve de ese tremendo enemigo que está haciendo estragos en todo el mundo.
Y a pesar de que si merecen un descanso, siguen en la lucha porque ya están convencidos que de su labor y entrega, depende una o varias vidas.
Sin dudas que este año, el DIA DEL TRABAJADOR DE LA SANIDAD, será recordado como algo especial y trascendente para cada uno de ellos. Porque además de arriesgar su vida, y la de sus propios familiares, ponen alma, corazón y vida para ayudar al proceso de recuperación del paciente, aun sintiendo el agotamiento por falta de recambio. Y en esta situación de extrema dedicación personal, no estuvieron midiendo su precariedad laboral, o su falta de reconocimiento a la hora de mirar sus cuentas de la cuenta sueldo cuando van a cobrar sus haberes mes a mes. Sólo saben que ellos tienen un compromiso personal y social con la salud de sus pacientes. Y su mayor recompensa está dado en ver como muchos pacientes vuelven a sus casas recuperados. Pero también sufren el desconsuelo de ver como algunos otros no volverán a sus casas.
Ellos mismos, cada vez que salen de sus casas, besan y se despiden de sus seres queridos más cercanos, deseando volver de nuevo a abrazarlos. Es que ellos saben que cada jornada que está en la trinchera de la lucha por la vida de otros, también peligra la de ellos y, tal vez, las de otros de sus seres cercanos.
Esta pandemia del COVID 19, mostró la precariedad vergonzosa de nuestro sistema de salud pública. Y una vez más, demostró que el recurso más importante que tiene es el humano; el que siempre está presente para dar un alivio al enfermo, aunque para ello deba relegar de sus legítimos derechos a un mejor salario, a mejores condiciones de trabajos y mayor comprensión de parte la organización laboral para respetar sus descansos y su capacitación profesional como es de esperarse.
Por eso, creo que es hora de que tanto el gobierno como las autoridades o jefes de los centros de salud y hospitales públicos, comiencen a dar un verdadero reconocimiento histórico a los que están, ahora y siempre, en la trinchera de salvar muchas vidas. Y eso va también para aquellos que regentan el sistema de salud privado, que muchas veces son los que, priorizando sus ganancias por encima de los derechos de sus trabajadores, no brindan el real reconocimiento de su recursos más humano que es el humano.
Vaya por todos los que trabajan en el campo de la salud, mi mayor reconocimiento y también un pensamiento muy especial por todos aquellos que, en el marco de la lucha por derrotar al COVID 19, han dejado su vida, con entereza y dignidad.
A TODOS ELLOS, ¡FELIZ DIA DEL TRABAJADOR DE LA SANIDAD EN ESTE 2020!!!.