Los roles claros para la educación y formación de nuestros niños y adolescentes.

Sin dudas que estamos a las puertas de una nueva era en la humanidad, antes los cambios tecnológicos, científicos que violentan los viejos paradigmas de las relaciones dentro de la sociedad.

 

Y estos cambios, trae consigo nuevos desafíos; para los cuales no estamos preparados; o al menos no a la altura de las exigencias que ello supone.

 

Y los chicos, que están en edad escolar (hablamos de todos los niveles) van a las instituciones educativas a aprender y contar con esas necesarias herramientas que les sirvan para enfrentar esos desafíos que nos trae la evolución tecnológica y el conocimiento científico para hacerlo con éxito. Pero hay que reconocer que no todas las instituciones educativas de la provincia, y sus docentes, no están formados para brindar con claridad y celeridad para afrontar los nuevos desafíos que nos trae el mundo globalizado. De ahí la necesidad de apostar, fuertemente a la capacitación de los docentes. Y en eso el Estado y los gremios tienen que cumplir un rol muy importante.

 

Las instituciones educativas tienen una muy estrecha relación con las familias, a través de sus alumnos. De ahí que el trabajo de las instituciones es fortalecer la convivencia de la comunidad educativa en todos los aspectos.

 

Y en esa relación diaria, en el marco de la comunidad educativa, nos toca buscar fortalecer las relaciones, primero entre los alumnos; luego entre docentes y alumnos en sus roles de formadores; y estrechamente entre docentes y padres para aceitar los respectivos roles de formadores (los docentes) y educadores (los padres).

 

Muchas confundimos estos roles, y avanzamos o delegamos el rol y las responsabilidades.

 

Dicho esto, aunque parezca algo más que conocido o reiterativo, me preguntaba anoche como entendemos nosotros que debemos construir nuestras relaciones para la convivencia. Y me doy cuenta que últimamente, y con morbosa indiferencia de parte nuestra, que no se promueven ni se viralizan (como habitualmente hacemos con muchas cosas que queremos comunicar), las buenas acciones, los buenos ejemplos. Y como padres es nuestra primera responsabilidad hacernos cargo de la EDUCACIÓN, de nuestros hijos. Y ello significa que no podeos delegar nuestra responsabilizad de educar a nuestros hijos.

 

Sería muy fácil decir que el docente, o la institución educativa, eduque a nuestros hijos. Porque entiendo que cada padre tendrá su impronta para educar a sus hijos. Y si así no fuera, sería muy fácil, aunque no la mejor opción, dejar en manos de los docentes, el futuro de la madurez emocional y de vivencias de familiar que siempre es única e irrepetible para cada niño.

 

Y a veces es más fácil dejar librada la educación de nuestros hijos en la “seño”; con la carga que conlleva los problemas de convivencia que podría tener cada familia; y que desde ya no son de otra persona o familia.

 

Por eso asistimos a reproches y discusiones de padres contra los docentes. No tanto por el manejo de la enseñanza-aprendizaje, cuanto por el mal comportamiento de los niños que, muchas veces, son reflejo de que viven y aprenden de los adultos en sus hogares. De ahí que se descargan, y a veces de muy malas maneras, la carga frustración que llevan los padres; por motivos que no es el lugar para analizar.

 

Aun cuando parezca pasado de moda, los valores fundamentales que deben regir en una convivencia social y democrática, están tan vigente como antes.

 

Como dice Pepe Mujica, sobre la educación y la formación.  Hay que recuperar los roles y las responsabilidades que nos competen, como familia y como institución educativa. Ahí está la base para construir una gran nación: LA EDUCACIÓN, acompañado de una excelente FORMACIÓN de los niños y adolescentes.

 

Pero asumamos que la educación de los hijos, es de los padres, y la formación obviamente las instituciones educativas.

 

Hoy asistimos a momentos de tensión, donde los niños y adolescentes son las víctimas de la incomprensión o irresponsabilidad de los adultos.

 

Cuidemos a nuestros niños y jóvenes, que son el presente y futuro de nuestro país.

Pero pongamos las cosas en su lugar. Los niños son el colegio el reflejo de lo que ven y aprenden en su hogar. No le pidamos a los docentes que hagan nuestro trabajo por nosotros, porque ellos también tienen su propia responsabilidad de educar a sus propios hijos, en su hogar.