La estrategia de la resignación
Cuando más de un millón de niños se van a dormir sin comer, y sin poder protestar, el consuelo que les da el gobierno de Javier Milei, es que, con el hambre y la desigualdad, que los hunde cada vez más en la mayor pobreza de los últimos tiempos, están contribuyendo a un futuro mejor.
¿Pero qué futuro le puede esperar a esos niños, si de entrada les robo la comida que tenían en los miles de comedores comunitarios a lo largo y ancho del país?
¿Qué futuro les podemos asegurar, a esos niños que, desde los primeros años de vida, ya tienen quemadas sus neuronas, por la desnutrición y falta de estímulos económicos y sociales, hacia sus familias, para pretender una educación de calidad y gratuita?
Mientras tanto, están aquellos que siguen haciendo alarde de sus mágicas muestras de saber gozar de los privilegios que sólo lo harán unos pocos, a costa del trabajo esclavo de miles de argentinos que, hoy, tienen que seguir en la miseria y sin derecho a protestar.
Y un adolescente, con bronca me contaba, que lo que decía su abuelo, de tantos años de luchas por los derechos (aguinaldo, derecho de huelga, salud para todos, entre otros beneficios para el trabajador/a) ahora con Milei es parte de la basura que debemos desterrar de nuestras vidas. “Ya solo nos queda resignarnos a seguir siendo pobres, sin derechos a estudiar, porque los mismos que solo mostraron como triunfar robando, levantando la mano para aprobar leyes y vetos que empobrecen a nuestros pueblos, son los que ayer nos prometieron defendernos y hoy nos traicionan quien sabe con qué clase de prebenda habrán cambiando su voto traicionando al pueblo que creyó en sus promesas.”
Antes hubo tiempos donde a la gente no le quedaba otro recurso que la resignación para sobrellevar el peso de la indigencia en la ignorancia.
Por suerte hoy el pueblo conoce el valor de los derechos conquistados. Tal vez ignore cómo y por qué fueron alcanzados. Pero también es cierto que por más que la estrategia de Milei sea ponderar la resignación, el pueblo otra vez va a despertar y reclamará por sus derechos, con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de sus dirigentes.