Y sí, la actualidad obliga. Acá no vas a leer sobre la eficacia de la policía o si Berni y la metropolitana y la “Federica”. Hoy no me atrae esto y creo que a vos tampoco. A vos que a veces lees lo que escribo te debe dar indignación. Como a mí.

 

Lo primero.

 

Apareció Maia ¡SÍ! Profunda alegría. Una que aparece entre tantas que nunca vuelven. Tantas madres peregrinando por hospitales, comisarías y pasillos, con una foto en la mano pidiendo alguna referencia. Pidiendo no perder la esperanza. Tantas que no tendrían que estar allí. Así que ¡celebremos esto!

 

La referencia.

 

Escucho un programa de televisión porteño que dice aproximadamente así: “porque Maia va a volver a su casa. Pero su casa no tiene techo, no tiene piso, no tiene paredes. Su casa es bajo un arbolito (imagen de la tienda) y duermen sobre un colchón que cuando llueve, ¡no me quiero imaginar!”, “con comida raleada, tal vez algo caliente” y así continuaban describiendo una situación trágica. Porque la verdad es que es un espanto.

 

Ahora bien, cuando describía la escena yo pensaba en los miles de Maias de las comunidades y barriadas de nuestra provincia (y de otras provincias vecinas por supuesto. Ud. agregue las que quiera, la que más le duela). La llorosa e indignada descripción periodística nos muestra una de nuestras cientos, miles de viviendas hechas con plásticos de silobolsas recuperados, tomando agua almacenada en bidones de agroquímicos, al borde de sembradíos que son organizadamente fumigados varias veces por año, a 10 km de la aspirina más cercana, 50 km del parto posible y un año luz de una Educación Sexual Integral.

 

Pero, para este periodismo CABA-CÉNTRICO, la pobreza de las Maias es la de la Capital (ahora CABA). Esa pobreza importa, esa duele, esa llama a decirlo varias veces en cada canal de TV o radio DE CUALQUIER IDEOLOGIA. La otra, esa tan cotidiana como aquella, solo se menciona de vez en cuando. La nuestra, que suma de a miles, es consecuencia lógica de nuestra situación periférica. “Jodansén por vivir allá” casi escucho. Cuando les niñes mueren viene Tinelli, de acuerdo con el gobernador Saenz, para hacer un pozo. ¡Un pozo, la puta madre! ¿Pensará que después los entierran adentro y san se acabó?

 

Lo que sucede en CABA es LO que sucede, y ojo que no debería suceder TAMPOCO en la CABA. Remarco el TAMPOCO.

 

La consecuencia.

 

Pobre Maia. Ahora comenzará a vivir la criminalización de su madre. “La tiene abandonada”,  “Es drogadicta”, “mala, pésima madre”, “estos negros (esta frase es más de entrecasa) son todos iguales, tienen hijos por el plan y después no los cuidan” (¿o lo dijo Pichetto por TV?, no recuerdo). “Ahora, en estas condiciones hay que sacarle la nena a la madre, ¿Qué no?”

 

La realidad.

 

Desde los ’70 a la fecha no hemos hecho más que aumentar la pobreza sistemáticamente. Nos hemos esforzado como sociedad latinoamericana a llevar la pobreza de menos del 10% al 50% actual. Sí, yo coincido que la década ganada fue un período de reducción de la pobreza para varias naciones de Sudamérica. Para la Argentina fue el único período peronista y se notó favorablemente. Pero para un gobierno peronista tener 25% de pobres es un fracaso. Pese a quien le pese. Lo que para otros es un logro, para nosotros no. Nuestra vara está bien alta. Todos trabajando, nadie pobre, nunca desnutrición infantil ni de los otros, todos escolarizados, universidades abiertas para todos, salud de calidad y disponible, industrias pujantes con tecnología de avanzada, naturaleza protegida, trabajadores sindicalizados, Comunidad Organizada. EN TODO EL PAIS no solo en la CABA.

 

La miopía conduce.

 

Desde Buenos Aires son “voyeurs”, ven los problemas por el ojo de una cerradura. Nunca abrirán la puerta, no les interesa el mundo, ese que habría que enfrentar postergando un poco sus propios intereses, les interesa su parcela minúscula.

 

Pero saben lo peor. Lo peor es que a los líderes políticos locales tampoco les interesa abrir la puerta para salir a gobernar. Como clones locales fallados de una vieja oveja Dolly de la política, reproducen los malos hábitos, la pequeñez ideológica y en la mayoría de los casos la codicia desenfrenada de sus originales porteños.

 

Corolario.

 

Escucho la TV y ya Maia no es Maia,

 

ahora es la niña, o M. ¡Peor!

 

no hay referencias,

 

ya no hay foto,

 

no hay videos,

 

no hay.

 

¿Maia?, ¿que Maia?

 

“¿Ah, la de la madre drogadicta?”

 

Suena el televisor: “Manifestación de comerciantes en Rivadavia y Salguero …….” Siempre allá.