La epidemia nacional por el COVID-19 recién comienza, así que pretender sacar conclusiones de algún tipo parece algo prematuro. Algunos comenzaron ya a decir que el Gobierno lo enfrentaba mal, pero al poco tiempo se le reconoce al Presidente un alto nivel de capacidad de gestión. Y tal vez esta opinión también sea anticipada y luego las miradas cambien. Así como es dinámica la actividad del virus, también lo es la capacidad de atender el problema o de reaccionar a los cambios que nos va a ofrecer este microorganismo.

Porque lo que es seguro es que las cosas pueden llegar a cambiar y mucho.

 

Veamos un poco ahora que nos han inundado con información de todo tipo, buena y mala, verificada o circunstancial, cuando no maliciosa. Limpiemos un poco el escenario y tratemos de dejar lo importante.

 

Primero los datos.

Se trata de una cepa nueva de los virus Corona. Como el SARS y el MERS. No tiene tratamiento curativo. Afecta al sistema respiratorio. Su letalidad se encuentra entre el 2% y el 4%, es decir que entre el 2 y el 4% de los contagiados mueren. El grupo de mayor letalidad es en términos generales el de los mayores de 65 años, los inmunodeprimidos de cualquier edad además de otros grupos.

 

El primer caso en Argentina se presentó el 1 de marzo luego de un viaje a Italia y España entre el 19 y 29 de febrero y acaban de darle de alta el jueves 12 de marzo. A la fecha hay dos personas fallecidas, pero esto puede variar muy rápidamente.

 

Hasta el momento el Instituto Malbrán es el único centro en condiciones de efectuar los análisis para la detección del virus.

 

Se verifica que el contagio es muy rápido y sencillo, tos o estornudo alcanzan, por lo que lo que se busca es aislar a la población lo más posible y mejorar las prácticas de higiene, ya que el contacto con una superficie contaminada puede introducir el virus en nuestro cuerpo.

 

Si la evolución de la dispersión de la enfermedad fuera muy rápido el problema sería la incapacidad física, de infraestructura y equipamiento, para atender a todos los pacientes graves. Hoy, con menos de un centenar de enfermos verificados, las guardias comienzan a sentir la presión de las consultas, y esto recién empieza.

 

Entonces, primero acompañar a los familiares de los fallecidos y a trabajar para evitar la dispersión del virus.

 

Ahora lo que podemos pensar

Para mí lo primero y más importante es mostrar a quienes tenían dudas, que el rol del Estado es central y que por lo tanto se necesita fortalecer el sector público. Tanto en Salta, al norte, como ahora con esta pandemia nacional, si el Estado no hubiera estado al frente, el horizonte sería mucho más negro. Como dije al principio, todavía es un poco temprano para sacar estas conclusiones, pero el Ejército Argentino está perforando los pozos en Santa Victoria Este y el cúmulo de Decretos que va ordenando el control de fronteras, el comercio, las actividades sociales en todo el país, etc. son decisiones públicas de un Estado Presente. Digo esto luego de haber aguantado el discurso incesante de liberales anti estado durante los últimos 40 años, que ha perforado los cráneos de grupos sociales que dependen del Estado, como los grupos vulnerables y que sin embargo compran un discurso simplista.

 

El shock que se está gestando a la sombra de esta crisis es multifacético.

Cuando la crisis comercial entre China y los EEUU avanzaba seriamente, cuando el manejo de la información con el 5G, variable estratégica del cambio de paradigma comunicacional, colocaba a Xi Jinping emparejado con los EEUU, esta crisis se desencadena auto centrando las miradas. Tanto RPCh (República Popular China) como Europa y ahora le toca a los EEUU, han cerrado las fronteras. Es la primera vez desde 1945 que esto sucede. No tuvo esta envergadura ni siquiera durante la Guerra Fría entre los Bloques de la OTAN  el Bloque Soviético. El resto de los países están actuando igual. ¿Esta situación podrá sostenerse cuánto tiempo?

 

En el medio de esta crisis sanitaria, el conflicto entre Rusia y Arabia Saudita (OPEP) produjo una nueva caída del precio del petróleo, alcanzando valores de 1991, cuando la Guerra del Golfo destruyó toda referencia. Esta reducción acompañó y cubre de neblina la disminución del consumo de energía por parte de RPCh por culpa del Coronavirus. Las cosas se imbrican como un puzle.

 

El mundo estaba frenando su economía desde el año pasado, cuando se manifestó este virus en Wuhan, pero con las cuarentenas y el cierre de actividades, la caída y los negativos vaticinios se acentuaron. Ni lentos ni perezosos, los chinos leyeron la otra mitad del ideograma “Crisis” que en su idioma significa a la vez peligro y oportunidad. Compraron, cuando los valores estaban por el suelo, 30% de la parte de las empresas radicadas en su país. (https://misionesplural.net/2020/03/10/china-aprovecho-el-panico-de-los-mercados-por-el-coronavirus-y-compro-acciones-de-empresas-a-precios-regalados/) los grandes empresarios europeos y estadounidenses se quedaron con la boca abierta.

 

Las bolsas caen, las monedas se desploman, la multipolaridad se reconfigura. Lo cierto es que volvemos al primer punto de estas reflexiones: quienes tomaron mejores decisiones para enfrentar esta crisis fueron los estados fuertes y organizados.

 

Pero existen otras situaciones, más culturales si se quiere, que vienen de la mano de esta crisis sanitaria. Una es la discusión de la solidaridad. Italia tardó en implementar la cuarentena, pensaron que podía pasar como lo que es, una gripe fuerte y obraron como somos los latinos, con cierta displicencia y lamentablemente pagan el precio. España trató de recuperar la iniciativa, pero igualmente las Unidades De Terapia Intensiva son insuficientes, la población de mayor edad fallece, lamentablemente. Las historias son desgarradoras.

 

En el medio de estas escenas, los unos y los otros comenzaron a solidarizarse con el otro. El otro, ¿les suena? Y hoy emocionan los mensajes de colaboración entre desconocidos, de apoyo mutuo, soporte a los sanitaristas, hasta los policías se solidarizan y son acompañados. En el mundo del individualismo algo se quebró. Habrá que ver que engendra. Tendremos que cuidarnos mucho de que la codicia no le gane al altruismo naciente.

 

Así que de una lectura absolutamente sesgada de lo acontecido (lo reconozco) yo destilo tres ejes que pueden parirse de esta crisis. Tres ideas fuerza en ciernes, que tal vez alumbren.

 

La primera es la clara necesidad de contar con un Estado Nacional fuerte para enfrentar las crisis que se nos van a venir. La toma de conciencia de que las cosas no se construyen por generación espontánea sino por la voluntad de un pueblo conducido por sus dirigentes, a los que elige.

 

La segunda es la toma de conciencia de la importancia de la solidaridad en la vida (¿supervivencia?) de los pueblos. Que los problemas de las sociedades no se resuelven por vía del individualismo egoísta. Que el mérito existe, claro que sí, y está asociado al aporte que se hace a la acción y al destino colectivo. No hay que tenerle miedo a las palabras, lo que no podemos hacer es dejarnos robar su significado.

 

En tercer lugar, tal vez podamos alumbrar la necesidad visceral de construir un destino común, un destino colectivo. Quizás podamos romper los atavismos que nos han frenado, partido, seccionado en partes, una y otra vez, nos han enfrentado, nos han quebrado y agrietado detrás de intereses que nunca fueron, ni nuestros, ni de nuestro pueblo.

 

Un Estado fuerte y un pueblo solidario solo necesitan un puerto de destino, que el camino se marcará solo.

 

Tal vez, como los Chinos, encontremos de una buena vez, en una crisis que nos amenaza con la muerte, la gran oportunidad que se nos esconde.

 

Ojalá que sí.

 

(*) Fuente: https://felixgonzalezbonorino.wordpress.com/2020/03/17/crisis-y-destino/

Publicado el17, MARZO, 2020