Días atrás escribía sobre la necesidad que tenía el Gobierno de Fernández de crear una pausa de seis meses para tener un escenario claro en el frente externo, la situación de la deuda, para poder desarrollar un programa de crecimiento radicalmente distinto al de CAMBIEMOS, ayudado por el Estado y no librado a la mano invisible del mercado (¡Cuánta sanata la de la mano invisible!)

A días de sentarse oficialmente con estos poderosísimos señores, estalla la crisis del coronavirus. Barajar y dar de nuevo con los plazos y los objetivos.

 

Hasta hace días Guzmán se encontraba en la mesa con la oposición conceptual de los señores liberales. Especuladores que necesitan del libre mercado para obtener ganancias. Argentina iba a proponer, ya lo estaba haciendo, un modelo con muchos más controles. De precios, de tarifas, de cambio, de circulación de las divisas, etc.

 

De repente un microorganismo pone en jaque a toda la biblioteca liberal y neoliberal. En todo el mundo se les pide a los gobiernos intervención. Se le pide presencia al Estado para atender la crisis sanitaria. Y se nota la necesidad de un Estado de Bienestar activo.

En la Argentina el contraste es demasiado evidente.

 

Cambiemos gobernó, por convencimiento, interés e ideología, amputando cada día un poco de la capacidad de intervención de su propio Gobierno, reducía la posibilidad de control porque “no era lo de ellos” Vidal dixit, limitaba su inteligencia achicando el sistema de ciencia y tecnología o evaporaba su poder de reacción licuando las capacidades del Instituto Malbrán. Después del peor gobierno de los últimos 50 años, llega un microorganismo y el Estado está sin poder para reaccionar.

 

El Gobierno de Fernández tiene que salir a recuperarse para defender a la población. Invertir para tener cómo atender a los posibles enfermos, invertir lo que no se invirtió. Recuperar capacidad de bienestar en un país devastado. Y no se queja, actúa. Cuando las papas queman el Estado de Bienestar es el único resguardo. Ahora lo sabés, no te olvides por favor.

 

Hoy Guzmán se sentará ante estos riquísimos señores en un contexto donde todo el mundo pide más Estado y menos mercado. Hoy no existe operación mediática que te convenza que vos tenés que pagar 1000 o 3000 dólares el test de coronavirus en un centro privado, como en EEUU. Hoy el coronavirus explica, microscópicamente, mucho mejor las necesidades y los objetivos que planteaba la Argentina. Hoy lo que pedimos desde este lugar Austral, lo piden todos.