El tipo se plantó de espaldas al Congreso y despotricó contra la casta que estaba adentro. 3 días después devaluó 118% y nosotros, todos nosotros, que no podemos aumentarnos los sueldos, empezamos a cobrar la mitad. Así simplemente.

Fueron meses de peleas con la “patronal” para recuperar un poco nuestros salarios, y desde entonces corremos desde atrás. Todos. Pero algunos mucho más, otros ya se cayeron del sistema.
Los jubilados fueron el argumento principal del ajuste y perdieron una bocha, como los remedios. Y los empleados públicos estuvieron y están meses para recuperar parcialmente esa pérdida. Y los docentes perdieron el incentivo, porque sí, ¿qué carajo es la libertad si no?
Pero eso que pasó hace casi 2 años, ya está. Ahora, según el mismo Milei, todo anda mejor.
“Lo peor ya pasó”, nos dijo, y nos miramos asombrados. Porque estamos mucho peor que hace un año. Para una gran parte de los argentinos, lo peor es hoy, dijimos.
¿Y cómo será mañana? Nos preguntamos irónicos.
¡Peor PUE’!
Caputo salió y nos dijo que “La estamos rompiendo” con la economía, “el caso argentino se está por estudiar en las mejores universidades de todo el mundo”.
El milagro estaba en marcha.
Lo que pasa es que somos demasiado cucas o pobres o negros o brutos para entenderlo.
Nuestros salarios están creciendo; sacamos 12 millones de argentinos de la pobreza y 6 millones de la indigencia. “Pero ¿cómo no lo pueden ver?”
La inflación está planchada y nuestro poder adquisitivo aumentó, afirman sin vergüenza. (la inflación de hoy es superior a 2014 y, entonces, era un escándalo)
Y los libertarios salieron con esas frases a refregárselo en la cara a cuanto peruca andaba suelto por ahí.
“¿Sabés por qué el consumo bajó? Porque la gente compra autos” me dijo un libertario, ¿podés ser tan obtuso? Libertario rima con otario, obvio.
Pero algo pasó. Un 7 de septiembre todo se vino abajo. Se vino abajo porque los que cortan la torta saben que todo el verso estaba agarrado con hilitos de seda.
Cada 6 meses salieron a buscar 20.000 millones de dólares en cualquier forma. Bajándose los pantalones ante cualquiera.
- Primero se consumió el superávit comercial del 2024, luego
- Los evasores recibieron el blanqueo, luego
- las aceiteras recibieron la eliminación de las retenciones por 72 horas, luego
- kristalina los vio venir con temor y el FMI aflojó un poco, sumando otros, BM BID o CAF y
- ahora se fueron a pedirle al extorsionador global de los EEUU y Donald Trump dice lo que Milei, Caputo, Bullrich y Sturzenegger no reconocen: “los argentinos se están muriendo de hambre, están luchando por sus vidas.”
Lo peor es que con este modelo, la economía no puede repuntar.
Y nosotros ya no nos creemos más las mentiras. Sabemos que nuestras realidades no son triunfales, de éxito. Los comerciantes pagan más los servicios y venden menos. Las empresas cierran y en Salta, hasta las empresas vinculadas a la minería redujeron su personal al 50%, la mitad.
El 26 de octubre hay que dar un golpe electoral a los mentirosos. Se lo merecen.
Ahora nos toca a nosotros darle la espalda al gran mentiroso.
En Javier Milei la única verdad es la mentira.





