Comenzamos a transitar el 2021 electoral
El año pasado, a esta misma altura del mes, todos estábamos pensando en que el 2020 sería distinto al que se fue (2019), con muchos proyectos de vida a realizar y que nos permitieran cambiar nuestras vidas y para mejor.
Algunos programando sus vacaciones, otros disfrutar simplemente de su tiempo libre, en su casa, o haciendo un viajecito cercano o simplemente haciendo “fiaca” o rompiendo la rutina agotadora de todos los días “normales”.
Sin embargo un par de meses después todo cambio.
Nos agarró la pandemia del COVID 19 y ya hoy, a un año, nada es igual. Vivimos distinto, pensamos distinto, nos relacionamos distinto y, tal vez lo más importante, es que comenzamos a ver las cosas muy distinto.
Si hasta las relaciones personales y sociales tuvieron que cambiar a causa de las restricciones sanitarias. Y nuestra mirada hacia el mundo también ha cambiado. Pero lo que no ha cambiado mucho, lamentablemente, son las viejas mañas de la política o, mejor dicho, de la politiquería vernácula que busca, como si nada pasara, seguir con sus privilegios.
Esta vieja forma de hacer política, no ha cambiado de hace tiempo atrás. Solo ha mutado en su maquillaje o camuflage a través de las redes sociales para visibilizar lo que saben que cuando lleguen al cargo, para el cual se postulan, se volverán invisibles.
Estamos en una solapada campaña electoral con miras a las elecciones legislativas que, por conveniencia del oficialismo, se hará en el mes de mayo, y no en simultáneo, como se esperaba, con las nacionales.
Mientras a nivel nacional, el Presidente propone restricciones de circulación entre las 23 y las 6 de la mañana, por los rebrotes del coronavirus, en la burbuja de la política nada ha cambiado. Como se decía hace un tiempo: “LA MISMA HUEVADA DEL AÑO PASADO”.
Qué ánimo habrá en el pueblo votar tan pronto cuando nada hace pensar que cambiemos.