El avance de la frontera agropecuaria en forma desmedida y descontrolada; el monocultivo de especies modificadas genéticamente, como es el caso de la soja, y el mal uso del suelo (los suelos del chaco salteño son muy frágiles, que si no se los aprovecha de manera sustentable corren el riesgo de ir camino a la desertificación);  están dejando a su paso pasivos ambientales de altos costos de remediación (perdida de suelos, bosques, diversidad biológica y contaminación de grandes áreas) que seguramente no serán cubiertos por el ínfimo beneficio que deja esta actividad extractiva (a la Provincia vuelve solo el 10% del total de las ganancias).

Lo inaceptable es que, a pesar de los BENEFICIOS EXTRAORDINARIOS, las empresas monopólicas o multinacionales del agro negocio pretenden confundirnos sistemáticamente para no pagar las retenciones que realmente corresponde recurriendo a falsas antinomias. Cuando hablan del campo no son todos los productores sino solo un minúsculo porcentaje (del total de explotaciones agropecuarias solo el 9,8 % tienen más de mil has, y concentran el 78% de toda la producción agropecuaria; el resto de las explotaciones, 90,2% con menos de 1.000 has concentran solo un 2,8% de la producción); cuando sostienen que el campo es el que más aporta al crecimiento del país no es cierto pues solo lo hacen en un pequeño porcentaje (entre el 5 y 6% del PBI). 

 

De la producción de soja, se exporta el 95 %; otros cultivos como trigo y maíz, se exportan pero también se consumen.  Si aumenta el precio internacional de la soja, aumenta su producción pero automáticamente disminuye la producción de trigo y maíz o sea cae su exportación y además disminuye la provisión del mercado interno provocando efectos inflacionarios.

 

Las retenciones desacoplan el mercado interno de las bruscas variaciones de los precios internacionales, de esta manera apuntan a preservar el poder de compra de los ingresos de la población. Según los diferentes porcentajes para diferentes productos, estimula o desalienta, que tales o cuales cultivos predominen sobre otros o sea diversifica la producción y combaten el monopolio.

 

Las retenciones son un impuesto a las exportaciones - Art. 75 C.N - (granos, oleaginosas y derivados), es recaudado por la Nación, captan una parte de la renta de la tierra; y es lógico que si aumentan los precios internacionales el Estado haga uso de esta herramienta para desacoplar el mercado interno y que las empresas agroexportadoras paguen un mayor porcentaje de manera proporcional a sus ganancias.

 

“Las retenciones son un instrumento legítimo que el Estado Nacional puede y debe utilizar para regular el impacto de la volatilidad de los mercados internacionales y resguardar el mercado interno”.

 

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