Yo mismo he caído en la trampa de la Correlación de Fuerzas. Se trata de un discurso perverso que quiere someter la voluntad de lucha al cálculo matemático de las fuerzas relativas.

Por suerte me alcanzó repetirlo una vez para encontrarme de golpe con la respuesta más evidente: la correlación de fuerzas es la descripción instantánea, la fotografía, de un estado de situación que puede modificarse a través de la voluntad del pueblo. Voluntad que tiene que estar conducida.

 

En esta última quincena de julio que nos encuentra sumidos en un bombardeo sistemático desde el lado aparentemente fuerte del conflicto de intereses, podemos evaluar quienes están participando agresivamente de la batalla.

 

Imagen clara de la disputa, los tenedores de dólares en silo-bolsas. Grandes productores y comercializadores. Estos presionan según sus intereses. ¿Podrían hacer otra cosa?

 

Otros claramente identificados son los fijadores de precios. Aquellos que compran a $1 al productor y venden a $10 y te lo quieren justificar por los impuestos que no pagan. Entre 2 y 6 empresas que fijan los valores de la comida y de todos los insumos.

 

Los financistas tienen un lugar predominante. Ellos son los grandes ganadores de este clima de aguas turbulentas. La inestabilidad cambiaria les otorga a ellos una cohorte de economistas de todos los colores pidiendo aumentar las ganancias de los especuladores a través de tasas de interés crecientes. Positivas las llaman, pero al 53% a mí me resultan muy negativas.

 

Al ladito de los silos-bolseros se encuentran las multi portuarias. Para ellas la guerra es más fuerte de lo que parece. Si la voluntad de este lado del combate se fortaleciera, perderían su ventaja competitiva de contar con puertos autónomos, sin control, sin aduanas, sin AFIP, sin SENASA. Estos juegan fuerte.

 

Los industriales se dividen en dos grandes grupos. Aquellos que han vivido siempre del Estado y aquellos que han crecido a la luz del mercado interno. Los primeros quieren un Gobierno débil o de empleados, los segundos quieren una economía tranquila lo antes posible, porque con este esquema ellos pierden.

 

El FMI, obviamente, que nos embretó vía Mauricio con una deuda que no paga ni magoya y que les sirve para controlar el despegue argentino.

 

La Corte Suprema de Justicia de la Nación, poder creado para controlar a todos y que nadie controla. Sin justicia honesta no llegaremos a ningún lado. Aquí en Salta o en la Nación.

 

Supongo que hay otros actores que se me pasan, como LA Embajada, que después de tirarle la oreja a Biden en su propia casa por el “derecho de admisión”, le “colocan” un avión tripulado por un comando venezolano-iraní-camporista-lleno de yeguas y contrabandos tan verdaderos como los conteiners enterrados en la Patagonia. Pa’ que veas a lo que te arriesgas.

 

De este lado está el pueblo. Pueblo que, en estas fechas de recordar a Evita, cobra importancia. Porque en estas fechas recordamos que se puede cambiar la realidad, pero habrá que tener cierta cuota de coraje y desde este pueblo mostrarle a quienes dicen que gobiernan, que no solo los apoyamos, les exigimos que definan los objetivos, porque llevamos 3 años casi y el hambre no afloja. Saldremos a la calle a reestablecer la CORRELACION DE FUERZAS necesaria, la que nos enseñó Evita. ¿De qué lado estarán ustedes?

 

  1. “Entre los bancos que especulan y los jubilados, estaré con los jubilados”, te recuerdo Alberto que los bancos se te cagan de risa.