El diálogo se dio entre Alejandro Fantino y Gustavo Sáenz en Neura, el programa y canal “mileista” donde se recicló el conductor antes “macrista”. ¡Camaleones si los hay!

AF.- “Para, para. Me sorprendés, ¿no tenés déficit fiscal?”

 

GS.- “No tengo déficit fiscal, no hemos gastado más de lo que nos ha ingresado en los cuatro años”

 

AF.- “¿En tu provincia?, ah, la tenés acomodada”

 

GS.- “Estamos bien, estamos bien”

 

(https://youtu.be/dMDy3KmUjdw  minuto 30)

 

Salgo a caminar, por la cintura cósmica del sur. 

 

Voy por la periferia de Salta Capital y me encuentro con los déficits verdaderos. Los márgenes de las ciudades de Salta se encuentran con “déficits primarios” es decir de primera necesidad. Allí no hay agua potable ni cloacas, no hay redes eléctricas y las viviendas se pierden con cada inundación y con ella años de trabajo humilde y esforzado.

 

Allí no hay seguridad y la pelea de las madres con los “tranzas” es mortal. Pelea cotidiana. Déficit de seguridad.

 

Al interior de la provincia más de 600 comunidades de pueblos esperan con una paciencia de cinco siglos alguna mejora en sus parajes y seguirán esperando ante el déficit de humanidad que se multiplica.

 

Las familias crecen en Salta a un ritmo constante desde hace veinte años. Pero las viviendas se demoran en aparecer y las propagandas sobre entregas de viviendas solo confirman que el déficit habitacional de la Provincia seguirá aumentando faltos de políticas. Las familias van por los ascensores y las casitas por la escalera.

 

No solo en las periferias las carencias se notan.  Nuestras amigas, heroínas, se multiplican en los comedores para atender una creciente población de mal nutridos, ahí, a 10 minutos de la plaza 9 de julio. El déficit alimentario no puede ser cubierto con tan poco compromiso del Gobierno. Tener equilibrio fiscal mientras los chicos pasan hambre y además decirlo, al menos para mí, es sadismo. 

 

En los márgenes de la ciudad la infraestructura urbana decae día a día. Las veredas no existen, los cordones cuneta son la pobre alternativa a un asfalto o empedrado. La iluminación que brinda un mínimo de seguridad brilla por su ausencia y el déficit urbanístico aparece.

 

El esfuerzo del “pueblo docente” por sostener la educación se enfrenta a la desatención estructural. La población crece más rápido que las aulas y que los docentes a su frente. El déficit educativo se registra en las pruebas de distinto nombre. El futuro está completamente comprometido. El destino sometido a la suerte. Hay un déficit de esperanza.

 

La salud, ese derecho humano tan importante como el resto y que junto a lo que ya vimos aquí, participa de la Justicia Social que nuestro estado buscó brindar a lo largo del tiempo, no alcanza a cubrir las necesidades de nuestro pueblo. Déficit sanitario que hoy se verifica suspendiendo las operaciones por falta de insumos en los hospitales públicos. Las enfermeras “abrazadoras” en el Materno Infantil.

 

Llegar a los wichi dicen que es difícil, “porque no nos entienden, son otra cultura” y el déficit de empatía aparece.

 

Puentes, rutas, vías, redes, conectividad, canales, polos productivos e industriales faltan y allí el déficit de infraestructura aparece a pleno y con él, el déficit laboral se consolida.

 

Piso en la región, más vegetal del viento y de la luz, 

 

El ambiente se degrada cuando no hay tratamiento de la basura (RSU), peor, cuando familias enteras viven de la basura a cielo abierto y a nadie parece preocuparle. Cuando se presiona cada día para desmontar, contaminar los ríos, las represas y los diques, empujar la fauna allá lejos, bien lejos. La minería, esa falsa balsa de supervivencia, se descontrola. El déficit ambiental se instala. 

 

En la Provincia de Salta, esta Provincia que amo, los déficits son demasiado grandes como para “hacer roncha” de cierta fiscalidad equilibrada.

 

En gestión política, la frasecita “no gastar más de lo que ingresa” DEBE ir siempre acompañada del ¿para qué, en qué, cómo? Porque si no, esconderá la verdadera causa del déficit integral que describimos, el asignar los recursos a beneficiarios inescrupulosos.

 

Este equilibrio fiscal esconde el desequilibrio moral que, desde hace años, décadas, gobierna la Provincia.

 

(Canción con Todos. Julio Cesar Isella / Armando Tejada Gomez)