El discurso que diera el Presidente Milei, de espaldas a la Legislatura el 1º de marzo pasado, fue una marca tanto en su forma, los participantes y su contenido.

 

Como forma, su posición de espaldas a los legisladores anticiparía un conflicto que no termina de resolverse.

 

Los participantes denuncian mucha más quienes no vinieron que quienes estaban, un príncipe, un presidente, Zelensky, golpeado por la guerra, los hermanos uruguayos y chilenos y después poco más, delegaciones pobres e insoladas.

 

Pero su contenido marcó una línea argumental que ponía a la Argentina ante un desafío suplementario. A las crisis existentes, Javier Milei le adicionaba muchos conflictos. Israel, Ucrania, Brasil, Colombia, etc.

 

La política exterior es la más importante para cualquier nación, sobre todo una de cierto tamaño como la nuestra. Manejarla de manera poco profesional, cambiando objetivos históricos que han posicionado a nuestro país ante el mundo, tiene costos muy elevados.

 

Costos que no son abstractos, sino concretos. La demora de entrega del GNL en mayo por la falta de seguridad en el pago es una clara muestra.

 

Las mentiras, como la expresada por Toto Caputo sobre la supuesta negociación por la deuda con el FMI, inmediatamente desmentida por las autoridades del FMI, retiran de la mesa de negociación el elemento central del diálogo, la confianza.

 

Otro de los anuncios importantes del Presidente ese 1º de marzo, fue el de la convocatoria a la firma del Pacto de Mayo con su decálogo. 10 mandamientos que se firmarían como un compromiso. Luego de muchas idas y vueltas se firmó en Julio y junto con él, se crea una Comisión para elaborar los contenidos. Esta Comisión iba a ser conformada por actores del Gobierno. No lo dice explícitamente, pero así será. Participación CERO.

 

Todo genera falta de confianza, en política internacional, en política interior agrediendo a los gobernadores, en política social haciendo pagar el costo del ajuste a los menos favorecidos, las PyMEs que cierran de a miles.

 

La pérdida de confianza en un presidente que pasa más tiempo entre millonarios del mundo que gobernando y, últimamente, avanzando y retrocediendo sus medidas económicas, contradiciendo las promesas electorales y haciendo sufrir al pueblo las consecuencias de sus propias decisiones.

 

Milei tiene dos sectores asociados, AEA, Asociación de Empresarios Argentinos con Techint a la cabeza y el mundo de las finanzas. Ambos están viendo las fallas de un modelo que solo existe en publicaciones periféricas. Donde se aplicaron, aun parcialmente, estas ideas fracasaron, y como dije en otro artículo, si en Gran Bretaña echaron a Liz Trout en 44 días cuando propuso estas mismas ideas, ¿Qué nos hace creer que aquí debe durar tanto más?

 

El ajuste dura lo que resisten los ajustados y la pregunta inevitable es: ¿Por qué hay que sufrir?

 

El Pacto de Mayo es falso en sus fechas, en sus palabras, porque no fue un pacto y en sus objetivos, porque apenas salidos de la Casa Histórica, los Gobernadores comenzaron a maniobrar para no quedar demasiado implicados en la nube de la desconfianza que Javier Gerardo Milei despierta entre extraños e, increíblemente, propios.