La copa de leche no debe ser tomada como un gran esfuerzo, sino un derecho de nuestros niños

Es sabido que la tradicional”COPA DE LECHE “, en las escuelas salteñas,  fue tal vez la comida más importante del día, cuando no la única, de miles de niños., que  asistían y asisten a las escuelas.

 

Fueron los mismos docentes que levantaron la voz de alarma, cuando el gobierno de la provincia, a través de la oficina de Coordinación, a cargo del delfín de Rubertiño Sáenz, Pablo “Loro” Ismael Outes, titular de Coordinación de Enlace y Relaciones Políticas, decidió no dar la copa de leches  a los niños de primaria, por no contar con recursos para solventar dicho programa, ya que el gobierno de JUANMA, en consonancia con “Milonguita” Macri,  eliminó el impuesto de las cooperadoras, y con anuencia de la legislatura provincial que aprobó por mayoría, el desfinanciamiento  de cooperador. Y con ello el certificado de defunción de la Copa de Leche. 

 

Parece que al gobernador se le escapó la tortuga. Se olvidó que nuestra provincia sigue siendo la abanderada, o una de  ellas, donde la desnutrición y el hambre es una estampa que recorrió todo el mundo por tener una de las tasas de mortandad, por desnutrición más alta del país. Por más que digan oficialmente lo contrario.

 

Y si a eso le agregamos la crisis sanitaria con consecuencias lamentables en la economía de muchos hogares; no había mucho que pensar a la hora de tomar la decisión de continuar con ese programa escolar, en bien de nuestra niñez que sigue siendo, en estos casos, la variable de ajuste de la economía de un gobierno que no mostró sus sensibilidad social para con el sector más vulnerables e indefensos.

 

Se supo que docentes y algunos padres hacían colectas solidarias para asistir a los niños con la copa de leche que el gobierno provincial le estaba negando.

 

Pero felizmente, para nuestros niños, Gustavo “Rubertiño” Sáenz dio marcha atrás en la decisión de su coordinador, el Loro Outes, y luego de reunirse con sus colaboradores, dio la orden de que se vuelva al programa de La Copa de Leche, a partir de abril próximo.

 

Fue el clamor de una sociedad que, de una u otra forma; utilizando medios de  comunicación y redes sociales para visibilizar un tema que caía de cajón era un disparate social y político, para que “Rubertiñó” diera marcha atrás.  La sociedad en su gran mayoría no le iba perdonar, a EL que dejara a la buena voluntad de docentes y padres, la provisión de la copa de leche a miles de niños que, a no dudarlo, la necesitaban para poder al menos llenar su pancita, y poder tomar algo de energías para que le entre el rigor de las letras que los docentes intentan enseñar.

 

Si el señor gobernador espera que lo felicitemos por esta última decisión en favor de nuestros niños, le pido sepa perdonarme pero no puedo hacerlo. Porque cuidar la vida de nuestros niños, es el accionar político que puede y debe ejecutar desde el gobierno. 

 

Además parece que, poniendo por delante el  COVID 19, nos olvidamos de lo endémico que sufre nuestra provincia con los altos índice de pobreza y marginalidad que nos avergüenza a todos los salteños.

 

Por eso no puedo felicitarlo por esta decisión que tomó nuestro gobernador, aunque debo sentirme, al igual que muchos salteños incluidos los niños que se benefician con este programa, muy contento de que se haya tomado esta sabia decisión. Porque nuestros niños están más allá de una ecuación económica. Más sabiendo que no se puede marginar a los niños de un derecho, cuando sabemos que sí hay recursos para otras cosas que no son esenciales cuando no superfluas.

 

Por eso es que, desde nuestro humilde  espacio, pedimos que no se improvise más cuando se trate de nuestros niños. El futuro de nuestra querida Salta, está en esta generación de niños que, esperemos, no se vea frustrada por un recorte  presupuestario  que  no tiene sentido ni sensibilidad social ni política.